Sé que a muchos
lectores de este blog y personas en general no les hace falta lo que
voy a explicar a continuación, pero hay una minoría a la que sí le aplica
bastante debido a que creen saberlo todo acerca del periodismo cuando no es así.
Yo todavía no soy periodista, pero si estudiante de Periodismo y por ello me afecta
directamente la concepción equívoca que tiene un sector de gente en cuestiones
básicas como saber diferenciar una noticia de un artículo de opinión.
Empezaré explicando lo
que debería resultar más evidente: ¿qué es un artículo de opinión? Un texto en
el que su autor ofrece su opinión sobre un determinado tema, eligiendo para
ello el tono, la seriedad, el léxico que se emplea, etc. El pensamiento que el
texto refleja solo le pertenece al autor del mismo, nunca al medio de
comunicación en el que se haya publicado, a no ser que se trate de un editorial
(que es un artículo periodístico no firmado que presenta un análisis y juicio
sobre una noticia de gran relevancia que hace visible la línea ideológica y la
postura del medio de comunicación sobre el asunto en cuestión).
Por lo contrario, una
noticia es un informe que se divulga normalmente en un medio de comunicación
acerca de un hecho o suceso reciente. En este género, debe emplearse un léxico
lo más neutro posible. Una de las primeras cosas que mis profesores me
enseñaron en la universidad es que la objetividad en el periodismo no existe
por el simple hecho de que las personas somos subjetivas y tenemos diferentes
interpretaciones acerca de las cosas. No obstante, lo que sí existe es la
capacidad para intentar ser lo más neutral posible a la hora de abordar un
tema. Pero es evidente que esta habilidad nunca se emplea en un artículo de
opinión por la obviedad de que es de opinión.
¿A qué viene toda esto
que parece haber salido de un episodio de Barrio
Sésamo? Pues a que estoy harta de que ciertas personas ignorantes
desprestigien tanto lo que hago yo y los
profesionales del gremio periodístico. Está bien que las personas muestren sus
propias preferencias respecto a lo que aparece en los medios de comunicación de
masas, pero eso no es una excusa para criticar a las personas que forman parte
de ellos y que solo cumplen con su labor. Si a mí me da la real gana de
escribir un artículo de opinión titulado “Un toro llamado Pau Gasol”, pienso
hacerlo aunque existan personas que piensen que haberlo llamado así es un
lamentable juego de palabras. Si a mí me da la impresión de que es acertado
porque Gasol es español y el toro es una de las muchas marcas de España -y encima
el jugador de baloncesto acaba de fichar por un club llamado Toros de
Chicago (V.O Chicago Bulls)-, lo usaré a sabiendas de que cada persona es un
mundo y puede o no gustarle . Es mi artículo de opinión y punto, no obligo a
nadie a que lo lea ni a que comparta mi juicio de valor. Y me alegraré tanto si
un individuo se halla conforme o no sobre el mismo, pero pueden ahorrarse comentarios
ofensivos que no me dañan a nivel personal porque no me siento aludida. Ese
tipo de observaciones, además, solo sirven para evidenciar la mala educación
que algunos sujetos tienen y su afán por injuriar.
Dedicado con cariño a todas las personas que
muestran faltas de respeto, creyendo ser superiores que el resto de las demás (ajo y agua colegas, no siempre tienen la razón).