A continuación dejo un
reportaje que elaboré junto a mi compañera Alejandra Aguado Colmeiro sobre la
nueva Facultad de Bellas Artes de la Universidad de la Laguna. Lo hicimos para
la asignatura de Ciberperiodismo.
El nuevo edificio de Bellas Artes de la
Universidad de La Laguna –ubicado en el Campus
de Guajara– hará tres meses que está en uso. Durante este tiempo, los
alumnos han podido adaptarse al cambio de edificio y valorar la calidad del
mismo.
Tras doce años –en los
que el proyecto de su construcción se encontró con infinidad de problemas– la
espiral de Bellas Artes se convirtió en la esperanza de tener un espacio en
condiciones destinado al arte. Entre sus instalaciones destacan los jardines,
la sala de exposiciones, sus peculiares clases de paredes curvas, el economato
y su salón de actos. Sin duda, la Universidad ha hecho un enorme esfuerzo para
contribuir a la mejora de recursos en el grado y garantizar los mejores niveles
de docencia. Sin embargo, parece que ha
pasado por alto ciertos aspectos básicos.
Vistas desde dentro de la edificación | Loida Cabeza |
Adrián González estudia
4º del Grado en Bellas Artes, ha estado sufriendo durante tres años los desperfectos
de la antigua facultad, y hace una dura crítica contra su sucesora:
“Francamente, si alguien me preguntara qué diferencias hay entre la nueva y la
vieja, diría: un mero cambio de imagen, porque aunque la mona se vista de seda,
mona se queda”. González critica el tiempo que tarda en ir de una clase a otra
debido a las dimensiones de la facultad, “es excesivamente grande en base al
volumen de alumnos que alberga”, asevera. Saca también a colación la estructura
interna de las aulas: “Mala acústica, ventanales inmensos sin cortinas para
retener la luz, sistemas de ventilación ruidosos, falta de herramientas de
trabajo, [...] el Internet que proporciona la Universidad no llega a todas las
clases, y de por sí la señal no es muy buena; otras no poseen ni cobertura”.
El estudiante del Grado
en Diseño, Alberto Castro, dice, por su parte: “La institución debería haber
añadido algunas papeleras o contenedores para depositar los distintos
residuos”; aspecto con el que coincide Katherine Fernández, del Grado en Bellas
Artes: “Me importa que no haya una sola papelera, un banco donde sentarme o que
los aspersores dejen el césped seco y el suelo inundado”. Castro continúa su
crítica hablando de las puertas de acceso a las distintas plantas, pues “no es
tarea fácil, existe demasiada rigidez y esto puede plantear dificultades para
algunas personas con problemas de salud”. Fernández está de acuerdo ante la
falta de pragmatismo: “La infraestructura en síes decente; ya no me preocupo
porque haya fugas de gas o que se caiga el techo, como pasaba en la anterior,
pero aun así pienso que la han hecho más decorativa que funcional.”
González comprende que
la nueva Facultad de Bellas Artes “fue una gran inversión con altas
expectativas, como un mayor número de alumnos o una mejor imagen de cara al
resto de universidades”, pero considera que su magnitud y diseño, más que
impresionar, han afectado a cuestiones básicas en las que flaquea.
“Personalmente, hubiera quitado una planta y usado esos fondos para materiales
nuevos y dejar las aulas a punto para los alumnos que somos los que vamos a
usarlas”, termina diciendo.
El edificio todavía no ha sido pintado | Loida Cabeza |
Hace tres meses,
durante su inauguración
oficial, el rector de la ULL, Eduardo Doménech, afirmó que el edificio está
pensado para que a medio plazo pueda acoger exposiciones y actos culturales de
toda clase. “Queremos que sea una nueva puerta de acceso para que la sociedad
pueda acercarse más y mejor a la Universidad”, comentó ante los medios de
comunicación. Por su parte, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino
Rivero, enfatizó que en estos momentos “se cierra un ciclo, pero sobre todo, se
abren las puertas a un tiempo que será fructífero y edificante. Un tiempo que
no es otro que el de la experiencia, el aprendizaje, la perseverancia y la
superación”.
A pesar de que ya esté
en uso, aún queda mucho camino para que la espiral de Bellas Artes llegue a ser
el edificio que se había deseado. Mas no hemos de olvidar, que todo buen
artista logra superarse a sí mismo aceptando las críticas, arreglando sus
errores y manteniendo sus virtudes.