En estos tiempos lo que más
importa es el dinero, en nuestra sociedad capitalista resulta evidente que no
podemos vivir sin él. Pero, por desgracia, la tendencia desordenada a poseer se
pone de manifiesto cada vez más en personas que acaban convirtiéndose en
esclavos avariciosos de la riqueza económica, cuyas existencias se basan en un
círculo vicioso de vivir para ganar dinero y ganar dinero solo para vivir.
La mayoría de los individuos dicen
que tienen todo cuando hay dinero, pero es absurdo dedicarle la vida sabiendo
que esta es limitada y que este es tan solo un instrumento. Creo que pocas
personas se detienen a reflexionar y a preguntarse qué cantidad de recursos
económicos es realmente necesaria para vivir y qué cosas importan en esta vida. Sin embargo,
muchos están cegados para meditar acerca de ello por culpa del contagio de la tontería
humana que parece haberse transformado en uno de los pilares básicos de los
valores de nuestra sociedad.
Es fácil corromperse y caer en la
corrupción, dejándose llevar por la vanidad y el capricho, sentir el placer que
ocasiona provocar en los demás la envidia al poseer más cosas que ellos y lujos
que no pasan desapercibidos en el día a día. Caer en la frivolidad ya es algo
normal que se ha aceptado en nuestro
entorno, vivir con el espíritu de lujo y la enfermiza obsesión de gastar pese a
no necesitar ciertos bienes y servicios.
Me resulta triste ver lo que el
capitalismo ha conseguido: manipular a personas y hacer que sientan un
verdadero afán por el consumismo. Es hora de poner límite a la avaricia y dejar
espacio y energías libres para dedicarse a lo que en realidad importa en esta
vida.