¿Sabes que existe una
fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica
juntas? Se llama voluntad y no puede comprarse. Aquellos afortunados que la
poseen tienen la facultad de decidir sus propias decisiones y conductas,
teniendo claro que toda acción lleva ligada consecuencias. Cuando la voluntad
se une con la pasión de hacer algo que te encanta, se requiere esfuerzo y
tiempo. En la vida, haga lo que hagas, siempre vas a tener a tu lado personas
que te quieran hundir y que pierdan horas diciéndote que tus sueños nunca van a
hacerse realidad. Nunca dejes que NADIE te diga hasta dónde eres capaz de
llegar. La única persona que puede ponerse límites eres tú. Si quieres llegar
al otro lado del mundo, lo vas a hacer, aunque no sea fácil.
Voy
a contar una breve historia. Érase una vez una chica que desde pequeña estuvo
apasionada por el mundo del motor. Su sueño era convertirse en piloto de
Fórmula 1, y para ello sacrificó mucho tiempo y se esforzó concienzudamente
para conseguirlo. El resultado fue que consiguió poco ascendiendo en el sector
automovilístico hasta convertirse en probadora de los vehículos de carrera de
un prestigioso equipo. Todo marchaba bien hasta que sufrió un grave accidente mientras
realizaba unas pruebas de aerodinámica, en las que se supone que no existía
riesgo alguno. Sin embargo, el coche se
colisionó contra un camión de remolque aparcado a pie de pista. La vida de la joven
corrió un serio peligro y tuvo que pasar por muchas intervenciones quirúrgicas
para poder sobrevivir. Y aunque consiguió continuar viva, fue imposible que
volviera a participar en la alta competición debido a que una de las mayores
secuelas que este accidente le produjo fue la pérdida de su ojo derecho. Pero
ese infortunio no iba a conseguir
desanimarla. De hecho, ella misma dijo que si hubiera vuelto a nacer nada
hubiera cambiado porque su historia sería la misma: luchar a contracorriente
por esa meta. Tras una fase de recuperación, reaparecería públicamente para
intentar adentrarse en el sector de motor, compartir su historia con los demás
e intentar hacer que la sociedad fuera un poco mejor. Y María lo consiguió. “Me
he dado cuenta de que para ser feliz no se necesita demasiado, con tener salud
y estar rodeada de los tuyos ya es suficiente para disfrutar de la vida, que es
un regalo”, dijo. Sin embargo, tristemente falleció un año después por secuelas
del accidente.
El caso de María de
Villota es tan solo uno de los muchos ejemplos existentes del trabajo, pasión y
entrega por aquello que te gusta, optimismo y fortaleza. Hubiese sido fácil
dejarse llevar por el desánimo y optar por vivir estando muerta. El reto
consiste en continuar haciendo lo máximo posible por recuperar lo que tenías,
lo que te encanta. La palabra fracaso no debería existir, tan solo podría
calificarse de experiencia, pero sin connotaciones negativas porque cualquier
acontecimiento, por muy malo que sea, brinda oportunidades. Y en este caso fue
un milagro. No estudies una carrera que no te gusta solo porque te va a dar dinero o porque va a ser feliz a tus
padres. Haz lo que te apasiona. Y aunque van a haber muchas personas que no te
apoyan en lo que estás haciendo, cuando vean que estás poniendo tu corazón en ello,
te van a terminar apoyando y dándose cuenta de lo equivocadas que estaban.