"Una zorra miró su sombra al amanecer y se dijo:
-Hoy me comeré un camello.
Y pasó toda la mañana buscando camellos. Pero al mediodía volvió a mirar su sombra y se dijo:
-Bueno..., creo que me conformaré con un ratón".
Hace tiempo encontré ese pequeño cuento de Gilbrán
Jalid Gibrán (1883-1931), más conocido por el alías "El Loco", un
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés; y me hizo reflexionar
bastante. Lógicamente,es razonable pensar que se trata de un
mero cuento sin un significado implícito, pero en mi afán por leer entre
líneas algo que tal vez cuyo significado no exista, le dí mi propia
interpretación, y considero que en estos momentos que estamos pasando
adquiere demasiada importancia.Vivimos tiempos duros,
solamente hay que salir a la dalle diariamente para percatarse de ello.
En todos los medios de comunicación, casi todo lo que escuchamos, vemos o
leemos son malas noticias: paro, crisis, muertes, fenómenos
meteorológicos adversos, atentados, guerras, etc. A veces pienso que las
buenas noticias no existen, pero entonces, inevitablemente, me insulto a
mí misma y comienza una guerra entre los dos bandos de mi cerebro: el
optimista y el pesimista.
Lo malo de estos conflictos bélicos en mi
cabeza es que, en innumerables ocasiones, no gana ninguno de los dos y
acabo hecha un lío y más confusa de lo que estaba en el primer
momento. Tiempos díficiles para todas las personas que vivimos en este efímero
mundo, para algunos privilegiados menos y para otros que no son tan
afortunados más. Yo me considero una privilegiada y os diré por qué:
aunque no soy rica, no tengo empleo, no sé si dentro de unos meses
tendré algo que comer, desconozco si mañana mi casa se caiga a pedazos
literalmente (es bastante vieja), no sé si tendré que dejar de estudiar
la carrera que me apasiona por falta de becas, tampoco soy consciente de
lo que el día de mañana sucederá; soy una privilegiada porque
todavía hay gente que lo está pasando peor que yo.
Hay personas, mejor
dicho, héroes urbanos, que no tienen nada que llevarse a la boca, que no
saben cómo mantener a sus hijos, que viven de la desesperación y de la
angustia de ver como una espantosa enfermedad les mata a ellos mismos o a
sus seres queridos, existen individuos que cada día arriesgan su vida
trabajando en espantosas profesiones (por citar un ejemplo como de
mineros) en las que arriesgan su vida para cobrar un salario más que
ínfimo, hay sujetos que optan a la muerte por sus míseras condiciones de
vida antes que seguir viviendo, y la lista podría seguir y no acabar
nunca. Héroes urbanos. Y luego que en las películas pongan a tíos
disfrazados con superpoderes que pretendan arreglar la vida matando al
malo y quedándose con la tía buena de la película me parece patético y
estúpido, además de irresponsable por parte de los directores y
guionistas.
Pero más deficientes, cretinas e ignorantes me parecen
aquellas personas que oigo cada día que dicen estar afectadas por la
desesperante crisis porque no pueden irse a Nueva York de viaje o que no
pueden comprarse los últimos apartas tecnológicos del mercado. Cuando
les escucho, nace en mi interior un brote psicótico que me dan ganas de
tirarles sus Ipods y Refléxs a la cabeza, que total, ya que neuronas no
tienen ,no puede pasarles nada malo. Si alguna persona que me conozca se
da por aludida por este aspecto, le pido un pequeño favor: ahórrate en
mi presencia esos comentarios que solo te dejan mal a ti y a tu
ignorancia. Crisis y los bares llenos. Crisis y las tiendas llenas.
Crisis y personas con las últimas cosas del mercado. ¿Es cosa mía o
algunos que dicen estar en crisis se alimentan de su propia hipocresía
barata? A donde quiero llegar es que pese a que a veces tengamos ganas
de comernos el mundo, vivimos en el mundo real y no en el de Disney, y
por lo tanto, a veces tenemos que conformarnos con comernos una
hamburguesa del MacDonald´s, considerándonos afortunados por ello.