Creo que hay términos
demasiados abstractos o incluso subjetivos que no deberían recogerse en los
diccionarios. Existen cosas que cada individuo debe saber interpretar desde su
punto de vista personal. De nada sirve intentar explicar algo que si no puede
sentirse o experimentarse con palabras. Hace tiempo que llevo intentando
encontrar sentido a la definición del concepto de felicidad. De hecho, durante
el tiempo que estuve tratando de reflexionar me sentí como una verdadera
estúpida, ya que si numerosos filósofos y lingüísticos han llegado a
encontrarle el significado, ¿por qué yo no?
No obstante, ya tengo
mi propia teoría. No sé si resulta coherente y entendible, pero al menos siento
que he dado un paso adelante. Solía caer en el error de limitarme a pensar que
la felicidad es algo temporal. Por ejemplo, puedes sentir ese estado de ánimo
cuando consigues una meta que te habías propuesto y por la cual has luchado por
un largo periodo de tiempo. Pero tras el éxtasis, luego es como si perdiera su
relevancia. Ahora considero que es posible ser feliz sin que puedas darte
cuenta de ello. Cada día se presentan problemas y dificultades. Nada más
encender la televisión y contemplar las noticias que dan es algo desolador.
Todo parece que va mal en peor. Pero sin embargo, aquí estoy yo. No tengo nada aparentemente importante. No soy rica en
términos económicos ni tengo mucho para presumir. Y es que, ser feliz no se
basa en lo que tengas.
Ser realmente feliz
consiste en estar vivos. Hay mucha gente que cree estarlo cuando lo cierto es
que lo único que sigue con vida es un cuerpo lleno de huesos que se levanta y desplaza
de un lugar a otro sin un aparente motivo. La felicidad es saber contemplar y
apreciar esas pequeñas cosas- que se convierten en grandes- de las que todos
parecen olvidarse. Estar en ese estado de alegría no significa que no puedas
tener altibajos de vez en cuando. Sin embargo, esos pequeños retrocesos debido
a complicadas circunstancias no implican que una persona deje automáticamente
de ser feliz.
La felicidad llega
cuando menos te lo esperas. Cuando eres capaz de comprender el sentido que
tiene todo y le das relevancia a las cosas, ni efímeras, que la tienen. Siempre
hay razones que te impulsan a estar en este estado, a pesar de las preocupaciones que tengas. De
nada sirve aceptar un modo de vista pesimista y aceptar que el progreso es
inalcanzable. Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad
y la energía atómica: la voluntad. Si quieres algo, lucha por ello. Mira a tu
alrededor, observa lo que tienes, lo afortunado que eres y sigue corriendo,
porque aunque pienses que estás solo, hay alguien a tu lado que también forma
parte del maratón.