11 nov 2013

Comunicación en conflictos armados y crisis humanitarias


El pasado 7 de noviembre tuve la oportunidad de asistir a unas conferencias pertenecientes a la jornada de “Comunicación en conflictos armados y crisis humanitarias. Relaciones entre militares, periodistas y cooperantes: el caso de África”, organizada por la Universidad de La Laguna (ULL). Los ponentes invitados al acto, entre los que destacan Rosa Calaf, Nicolás Catellano y Pepe Naranjo, analizaron las complejas relaciones que existen entre los diversos medios de comunicación, las fuerzas militares y los cooperantes en entornos bélicos y conflictivos. A continuación, destacaré algunas conclusiones e ideas a las que llegué tras escuchar las interesantes ponencias de la jornada.

Cada día apreciamos en los medios de comunicación noticias y materiales audiovisuales acerca de los numerosos conflictos bélicos que se están efectuando en diversos sitios. Gracias a estas coberturas informativas, todos somos conscientes de la implacable realidad que acontece en los territorios del mundo y de las contiendas que  se producen. No obstante, a veces, el público llega a ignorar e infravalorar la importante tarea que realizan los profesionales que les transmiten dichos conocimientos, sin saber las consecuencias que estos sufren a su costa. Ser periodistas de guerra implica afrontar situaciones peligrosas, arriesgadas y estar, en numerosas ocasiones, dispuestos a poner la vida en juego para poder informar de lo que sucede.

Una de las conferencias que más me hizo reflexionar fue la de “Lágrimas de cocodrilo en Lampedusa”, a cargo de Nicolás Castellano, periodista especialista en inmigración y cooperación al desarrollo de la Cadena Ser. En su intervención denunció las terribles condiciones para inmigrantes en los centros de acogida en Lampedusa y los fracasos de los políticos al posponer la toma de decisiones ante los naufragios, mencionando que “¿acaso 400 muertos no son los suficientes como para tomar medidas al respecto?”    

Lo cierto es que tal como afirmaba Castellano, nos venden la idea de que la inmigración es un grave problema y que hay que defender nuestras fronteras con uñas y dientes, recurriendo a patrullas aéreas y marítimas. ¿Cuál es el resultado? El despliegue militar fijado significa más muertes y sufrimiento. En lugar de ser Europa una vía de escape para los más desfavorecidos, se encuentran con que se les dificulta el acceso y desaparecen o fallecen, cuando lo que se tendría que hacer es externalizar nuestra responsabilidad.

Como mencionó el ponente, falta interés político ante tales sucesos. Los altos cargos afirman que tomarán medidas al respecto, se centran en los medios de comunicación de expresar su solidaridad ante las cámaras, pero una vez fuera, parecen olvidarse de todo lo que ha salido por sus bocas y posponen la toma de decisiones argumentando que hay otros asuntos prioritarios que deben atender. ¿De verdad no es relevante que cada día mueran personas intentando empezar de cero y buscando una vida mejor para sus familias? A mí, al menos, me parece eso más importante que otras tonterías de las que se hacen cargo en la que no hay implicadas vidas en juego. 

Los medios de comunicación tienen el deber y la obligación de explicar por qué la gente se marcha de su país, al mismo tiempo que comunicar el contexto de los sucesos. Necesitamos mirar las cosas más allá del titular de los periódicos, tenemos que profundizar en lo que está sucediendo en diversos lugares del mundo, en lugar de quedarnos con una vaga idea de lo que acontece.
Imagen de la jornada, sacada por el periodista Nicolás Castellano