11 jun 2014

La vida es un regalo

¿Sabes que existe una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica juntas? Se llama voluntad y no puede comprarse. Aquellos afortunados que la poseen tienen la facultad de decidir sus propias decisiones y conductas, teniendo claro que toda acción lleva ligada consecuencias. Cuando la voluntad se une con la pasión de hacer algo que te encanta, se requiere esfuerzo y tiempo. En la vida, haga lo que hagas, siempre vas a tener a tu lado personas que te quieran hundir y que pierdan horas diciéndote que tus sueños nunca van a hacerse realidad. Nunca dejes que NADIE te diga hasta dónde eres capaz de llegar. La única persona que puede ponerse límites eres tú. Si quieres llegar al otro lado del mundo, lo vas a hacer, aunque no sea fácil.

Voy a contar una breve historia. Érase una vez una chica que desde pequeña estuvo apasionada por el mundo del motor. Su sueño era convertirse en piloto de Fórmula 1, y para ello sacrificó mucho tiempo y se esforzó concienzudamente para conseguirlo. El resultado fue que consiguió poco ascendiendo en el sector automovilístico hasta convertirse en probadora de los vehículos de carrera de un prestigioso equipo. Todo marchaba bien hasta que sufrió un grave accidente mientras realizaba unas pruebas de aerodinámica, en las que se supone que no existía riesgo alguno. Sin embargo,  el coche se colisionó contra un camión de remolque aparcado a pie de pista. La vida de la joven corrió un serio peligro y tuvo que pasar por muchas intervenciones quirúrgicas para poder sobrevivir. Y aunque consiguió continuar viva, fue imposible que volviera a participar en la alta competición debido a que una de las mayores secuelas que este accidente le produjo fue la pérdida de su ojo derecho. Pero ese infortunio no iba a  conseguir desanimarla. De hecho, ella misma dijo que si hubiera vuelto a nacer nada hubiera cambiado porque su historia sería la misma: luchar a contracorriente por esa meta. Tras una fase de recuperación, reaparecería públicamente para intentar adentrarse en el sector de motor, compartir su historia con los demás e intentar hacer que la sociedad fuera un poco mejor. Y María lo consiguió. “Me he dado cuenta de que para ser feliz no se necesita demasiado, con tener salud y estar rodeada de los tuyos ya es suficiente para disfrutar de la vida, que es un regalo”, dijo. Sin embargo, tristemente falleció un año después por secuelas del accidente.


El caso de María de Villota es tan solo uno de los muchos ejemplos existentes del trabajo, pasión y entrega por aquello que te gusta, optimismo y fortaleza. Hubiese sido fácil dejarse llevar por el desánimo y optar por vivir estando muerta. El reto consiste en continuar haciendo lo máximo posible por recuperar lo que tenías, lo que te encanta. La palabra fracaso no debería existir, tan solo podría calificarse de experiencia, pero sin connotaciones negativas porque cualquier acontecimiento, por muy malo que sea, brinda oportunidades. Y en este caso fue un milagro. No estudies una carrera que no te gusta solo porque te va a  dar dinero o porque va a ser feliz a tus padres. Haz lo que te apasiona. Y aunque van a haber muchas personas que no te apoyan en lo que estás haciendo, cuando vean que estás poniendo tu corazón en ello, te van a terminar apoyando y dándose cuenta de lo equivocadas que estaban.