14 feb 2013

El Periodismo está más vivo que nunca



En el Estatuto del Periodista Oficial, que aunque no lo parezca está en fase de tramitación en las Cortes, se establecen una serie de derechos y deberes que todo profesional de los medios debería cumplir.


Entre los deberes de los periodistas, resalto tres correspondientes al código deontológico que tendría que cumplir los trabajadores de toda empresa periodística:“Respetar el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, especialmente en casos o acontecimientos que generen situaciones de aflicción y dolor, evitando la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias, especialmente cuando las personas afectadas lo expliciten así”;observar escrupulosamente el principio de presunción de inocencia en las informaciones y opiniones relativas a causas o procedimientos penales en curso” y “observar especial cuidado en el empleo de imágenes que, por su crueldad, puedan dañar la sensibilidad del público. Se evitará, especialmente, la utilización morbosa y fuera de contexto de estas imágenes, sin que ello justifique la ocultación de los elementos esenciales de los hechos noticiosos, como guerras, atentados, accidentes u otros semejantes”.                                                                                                                                         
 El gran problema existente en el mundo periodístico, a mi parecer, es que el verdadero Periodismo está sobrevalorado: todos afirman hacerlo, pero solo unos pocos valientes merecen el honor de llamarse a sí mismos periodistas. Desgraciadamente, la mayor parte de la ley de la oferta y de la demanda en la sociedad está basada en el sensacionalismo: difundir imágenes morbosas que impacten directamente en la mente de la audiencia; manipular toda la información posible; en hacer de toda declaración un absurdo juicio para condenar a una persona, líder o institución; emplear titulares polémicos, etc. Lo más gracioso es que dichos medios sensacionalistas son los que más audiencia tienen y, por lo tanto, los que más ganan. Por ello creen tener derecho a afirmar que hacen Periodismo cuando se encargan de hacer un circo mediático, cuyo instrumento clave es manipulación y absorción de los cerebros de las personas.Pero a pesar de este anticuado tabú, el Periodismo está más vivo que nunca, y aquí una servidora piensa que con un poco de suerte nunca morirá. Pero a veces, esa misma servidora teme que en un futuro las personas dejen de creer en él por culpa de la corrupción periodística y de las demandas del público.