19 abr 2014

El talento de Sergio Rodríguez




Sergio Rodríguez Gómez no es el jugador de baloncesto más fuerte, ni tampoco el más alto. Pero sí el que ha aprendido en la calle y entiende que para ganar el aspecto fundamental es divertirse en la cancha. El hombre más barbudo del Real Madrid también es el que más ovaciones recibe en el terreno de juego, el que consigue, en palabras de su entrenador Pablo Laso, sorprender en cosas que ni siquiera uno puede enseñar. Simplemente emociona y ofrece un espectáculo por donde quiera que pisa. Pero lo que hace el chacho no es pura magia, es esfuerzo y constancia.

 Rodríguez tras ganar la Copa del Rey en Málaga | Foto: FEB



Nacido en Santa Cruz de Tenerife el 12 de junio de 1986, Sergio siempre se caracterizó por tener un carácter inquieto, según su madre, “era uno de esos niños que no permiten un minuto de respiro.” Sus padres jugaban al baloncesto y se conocieron en un partido. La primera canasta en la que encestó Rodríguez fue en la que tuvo en su casa, donde entrenaba durante horas y donde pasó gran parte de su infancia. Desde pequeño, siempre soñó con hacerse un hueco en el deporte, su mundo giraba prácticamente en torno a él, las paredes de su cuarto están repletas de pósteres de sus ídolos: Michael Jordan, Shaquille O’Neal, Kevin Garnett, Julius Erving, etc. Con diez años, formó parte del equipo del Colegio La Salle gracias a su progenitor, a pesar de no estudiar allí. Desde esos instantes, ya se sentía el máximo responsable de su equipo, y cada derrota le dolía. No obstante, las tristezas no le duraban mucho y, con el optimismo que lo define, afirmaba que el próximo partido sería el suyo.
Tras una inesperada llamada, se marchó de Canarias para incorporarse al Centro de Formación Siglo XXI del País Vasco, donde perfeccionó su habilidad con el balón. Cuando este dejó de existir, tuvo la oportunidad de incorporarse al Estudiantes, fue un año en el que le fue bien y que el tinerfeño calificó bonito. En abril del 2004 le llamaron para disputar el Nike Hoop Summit, que se celebró en San Antonio, Estados Unidos. En esa misma temporada, Andrés Miso se lesionó y llamaron a Sergio para sustituirlo en Vistalegre. A pesar de que no llegó a jugar, fue una experiencia inolvidable. Fue internacional con la Selección Española de baloncesto desde los 19 años, siendo su mayor logro proclamarse Campeón del Mundo en el Mundial de Japón de 2006, donde promedió 3,3 puntos y 2,3 asistencias en nueve partidos jugados.
En ese mismo año, comenzaría su trayectoria en la NBA con la plantilla del Portland Trail Blazers, convirtiéndose en uno de los máximos anotadores. Sin embargo, Rodríguez fue traspasado en 2009 a Sacramento Kings a media temporada regular, logró su máxima anotación de puntos en la NBA hasta el momento antes New Orleans Hornets. No obstante, Sergio haría una vez más las maletas en 2010 para formar parte de los New York Knicks, donde tuvo más confianza que en sus anteriores etapas. De su trayectoria por la aclamada NBA, lo que el lagunero de 1´91 metros más recuerda con orgullo es haberse enfrentado a jugadores que siempre había admirado, como Kobe Bryant y Kevin Garnett. Además, Rodríguez confesó en una entrevista durante su aventura que en su neceser de viaje nunca faltaba el ibuprofeno como remedio de urgencia a ese malestar inoportuno que puede obstaculizar la rutina, algún libro pendiente y, por supuesto, su ordenador. Después de jugar en la Gran Manzana, volvió a España para firmar un contrato con el Real Madrid de Messina. Le hacía mucha ilusión formar parte del club blanco, pues en su familia todos eran del equipo. Sería una época difícil, pero en la que obtendría su merecida recompensa. A día de hoy, con Laso como entrenador, indica que se encuentra en un gran momento, tanto a nivel personal, como jugador e incluso colectivo. No se arrepiente de nada, pues de cada partido se aprende algo. Y si algo ha aprendido el canario es a superarse a sí mismo.
El “chacho” destaca por su rapidez, la gran capacidad para asumir responsabilidades en ataque y cambiar el ritmo de los partidos siempre que lo necesite el equipo. Su polémica barba se ha convertido en su seña de identidad y le ha dado un toque físico de madurez. Además, ha marcado estilo fuera y dentro de la cancha: muchos de los admiradores del canario han decidido dejarse crecer la barba, incluso jugadores como su compañero de equipo Nikola Mirotic aseguró, en un tono humorístico, que se la había dejado crecer un poco para ver si a él también le daban buenos resultados en el baloncesto. Sin embargo, no todos son amantes de esa aclamada barba: “Estoy cansado de decirle que se la quite”, declaró Felipe Reyes, capitán del club, en una entrevista. Pero no solo la barba ha causado furor en el mundo entero. Ha surgido un nuevo concepto que tiene múltiples acepciones y que es aplaudido entre los aficionados: “el chachismo”. Este término podría definirse, de un modo simple, por cómo juega el base tinerfeño: como una forma de jugar divirtiéndose, haciendo que las cosas sucedan en lugar de esperarlas, teniendo el valor suficiente como para enfrentarse a cualquier jugador que se ponga por delante, al mismo tiempo que lo hace bonito. Sobre su manera de actuar, Sergio ha destacado: “siempre quiero divertirme en la cancha y jugar alegre pero con el objetivo de ganar”.
Sus conocidos dicen que es un individuo con los pies en el suelo. La fama que ha alcanzado por ser el mejor base de Europa no le ha cambiado como persona, sigue siendo el mismo hombre que siempre tiene una sonrisa en su rostro que demuestra su relajación. A pesar de que ha crecido, sigue siendo ese niño que soñaba y todavía sueña con el baloncesto. Además de dedicarse al básquet, asiste a clases de Publicidad y tiene otras metas a corto plazo que cumplir, como casarse con su novia alicantina Ana Bernal -a la cual conoció desde su juventud- y que curiosamente es la hermana del jugador del CAI Zaragoza Pedro Llompart. Tal vez, una de las cosas más significativas de la vida de Sergio ha sido tener que ser conocido a escala internacional con tantos apodos, como “El Chacho”, “Mojo Picón”, “Spanish Chocolate”, “Gandalf”, “Mago”, etc. Aprovechemos que está en el mejor trance de la carrera y sentémonos a disfrutar del apasionante espectáculo que nos regala Sergio lleno de frescura, descaro, inteligencia, pero sobre todo, talento.