14 abr 2014

¿Felicidad?

Creo que hay términos demasiados abstractos o incluso subjetivos que no deberían recogerse en los diccionarios. Existen cosas que cada individuo debe saber interpretar desde su punto de vista personal. De nada sirve intentar explicar algo que si no puede sentirse o experimentarse con palabras. Hace tiempo que llevo intentando encontrar sentido a la definición del concepto de felicidad. De hecho, durante el tiempo que estuve tratando de reflexionar me sentí como una verdadera estúpida, ya que si numerosos filósofos y lingüísticos han llegado a encontrarle el significado, ¿por qué yo no?

No obstante, ya tengo mi propia teoría. No sé si resulta coherente y entendible, pero al menos siento que he dado un paso adelante. Solía caer en el error de limitarme a pensar que la felicidad es algo temporal. Por ejemplo, puedes sentir ese estado de ánimo cuando consigues una meta que te habías propuesto y por la cual has luchado por un largo periodo de tiempo. Pero tras el éxtasis, luego es como si perdiera su relevancia. Ahora considero que es posible ser feliz sin que puedas darte cuenta de ello. Cada día se presentan problemas y dificultades. Nada más encender la televisión y contemplar las noticias que dan es algo desolador. Todo parece que va mal en peor. Pero sin embargo, aquí estoy yo. No tengo nada  aparentemente importante. No soy rica en términos económicos ni tengo mucho para presumir. Y es que, ser feliz no se basa en lo que tengas.

Ser realmente feliz consiste en estar vivos. Hay mucha gente que cree estarlo cuando lo cierto es que lo único que sigue con vida es un cuerpo lleno de huesos que se levanta y desplaza de un lugar a otro sin un aparente motivo. La felicidad es saber contemplar y apreciar esas pequeñas cosas- que se convierten en grandes- de las que todos parecen olvidarse. Estar en ese estado de alegría no significa que no puedas tener altibajos de vez en cuando. Sin embargo, esos pequeños retrocesos debido a complicadas circunstancias no implican que una persona deje automáticamente de ser feliz.


La felicidad llega cuando menos te lo esperas. Cuando eres capaz de comprender el sentido que tiene todo y le das relevancia a las cosas, ni efímeras, que la tienen. Siempre hay razones que te impulsan a estar en este estado, a  pesar de las preocupaciones que tengas. De nada sirve aceptar un modo de vista pesimista y aceptar que el progreso es inalcanzable. Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad. Si quieres algo, lucha por ello. Mira a tu alrededor, observa lo que tienes, lo afortunado que eres y sigue corriendo, porque aunque pienses que estás solo, hay alguien a tu lado que también forma parte del maratón.