21 abr 2014

Gabriel García Márquez

El viernes una mala noticia apareció en todos los medios de comunicación: Gabriel García Márquez había muerto víctima de un cáncer linfático. Normalmente, cuando una persona famosa fallece, al instante aparecen, curiosamente, millones de seguidores que lamentan su pérdida y conceden enormes alabanzas al difunto. Pero este no es el caso, al menos el mío. A Gabo siempre le consideraré como un gran referente tanto en el aspecto literario como en el periodístico, así como un gran rival en el ámbito profesional del cual se pueden aprender muchas cosas.

Podría citar los diversos trabajos que el periodista y novelista colombiano realizó durante toda su vida y no podría quedarme solamente con uno. ¿Cómo poder entre un abanico tan amplio? Son muchos los años en los que me he deleitado del legado que nos ha dejado García Márquez, disfrutando cada minuto de las líneas que leía y al mismo tiempo reflexionando de la técnica narrativa del autor y su gran capacidad y potencial para combinar historias reales con las ficticias, haciendo de cada relato o cuento una verdadera obra literaria. Ejemplo de ellos, lo constituyen títulos como Relato de un náufrago (1970), Noticia de un secuestro (1996), El coronel no tiene quien le escriba (1957), Cien años de soledad (1967), Crónica de una muerte anunciada (1981) y El amor en los tiempos del cólera (1985). Como muchos, la primera vez que conocí a este autor fue gracias a tener que estudiarlo en clases en respectivas asignaturas como Lengua y Literatura, pero desde que tuve la oportunidad de leer una de sus obras y me desprendí  de la obligación que los centros formativos suelen requerir de aprender a base de memoria sin la necesidad de reflexionar, supe que me encontraba ante un verdadero genio.


A mi parecer, el aspecto más destacable de Gabriel García Márquez era que simplemente disfrutaba de su trabajo y se esforzaba al máximo por superarse cada día. Su pasión,  entusiasmo y afán se encuentra reflejado en sus escritos y no pasan desapercibidos por un buen lector -ya se sabe que hay muchas personas que creen leer cuando, tristemente, en realidad no saben y se engañan- que sabe apreciar lo que contemplan sus ojos. No se me ocurre mejor homenaje que dedicar esta semana a través de este humilde blog a Gabo, por  eso esta semana me comprometo a escribir sobre su persona y trabajos todos los días. He estado ausente debido a otros proyectos profesionales que creo que debo aprovechar, pero eso no significa que me haya olvidado de las personas que diariamente entran aquí esperando encontrar novedades. Muchas gracias por las visitas y espero que les guste mi pequeña muestra de admiración pública a Gabo.