5 ago 2014

David Blatt y su apoyo al ataque de Israel contra Gaza: a veces es mejor callar

Lo que a continuación expongo es un artículo de opinión que he realizado para la página web, dedicada al baloncesto, www.http://planetacb.com/.

Está claro que la libertad de pensamiento y expresión es un derecho universal que nos corresponde a todos los seres humanos. Sin embargo, hay ocasiones en las que, a pesar de que tengamos un juicio de valor sobre un determinado acontecimiento, lo más idóneo es guardar silencio por los impactos que nuestras palabras pudieran ejercer en los demás.
En una entrevista telefónica concedida al diario Globes, el nuevo entrenador de los Cleveland Cavaliers y antiguo del Maccabi, David Blatt, declaró sin tapujos que apoya la trágica ofensiva que Israel –lugar donde ha vivido y entrenado la mayor parte de su vida –está emprendiendo desde hace una semana contra la franja de Gaza. “Lo apoyo absolutamente. En mi opinión, ésta es la guerra de Israel más justificada que recuerdo de los últimos años. Siento mucho lo que está sucediendo el Gaza pero no hay duda de que teníamos que actuar para conseguir de una vez por todas la tranquilidad en Israel y poder vivir en paz, pronunció Blatt. Desde  mi punto de vista, este es un claro ejemplo de cuándo un individuo debe controlar la lengua y mordérsela si es necesario. No me importa si este señor apoya o no la guerra, eso es algo que le incumbe a él. Sin embargo, se trata de una persona con relevancia pública cuyos comentarios pueden influir en gran medida en los pensamientos de sus seguidores y de otros.
Según informo ayer el periódico El Mundo, por ahora en los “27 días de Margen Protector” se han saldado la vida de 1.766 personas, mientras que  son 9.500 los heridos a causa de los actos terroristas llevados a cabo. El conflicto palestino-israelí tiene su origen en 1916, cuando Gran Bretaña y Francia (con el apoyo de Rusia) acordaron el Pacto Sykes-Picot, que consistía en el reparto de las posesiones del Imperio Otomano si ganaban la Primera Guerra Mundial. En él se estipulaba que Palestina, Siria, Irak y Líbano estarían bajo el dominio de ingleses y franceses, pese a las promesas que se habían hecho a los árabes de independencia por levantarse contra los turcos. Un año más tarde, se firmó la Declaración Balfour, en la que el gobierno británico se comprometía a respaldar la creación de un hogar nacional judío en Palestina. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, el acuerdo se ejecutó y Palestina pasó a estar bajo el control inglés y se incumplió la promesa de independencia de los árabes. Cuando llegó a Alemania Hitler, las migraciones de judíos hacia Palestina se multiplicaron, lo que fue agravando la convivencia con los árabes palestinos, dando lugar a fuertes  revueltas entre ambos. Más tarde, se produjo la famosa Guerra de los Seis Días y otros acontecimientos hasta llegar a la Guerra de Gaza que nos ocupa en la actualidad.
En todo el proceso histórico, ha habido bandos enfrentados por intereses de diversas índoles, y desgraciadamente han tenido como consecuencia el fallecimiento de miles de personas y heridos, al igual que está sucediendo ahora. Por respeto a todas esas personas inocentes que están atravesando esta horrible situación por vivir en los citados territorios, pienso que David Blatt no debió ofrecer su visión de forma tan explícita. Lo que considere en su vida privada es una cosa y lo que dices ante un medio de comunicación otra. Los afectados por esta disputa ya lo están pasando males y escuchando declaraciones de guerra de altos cargos y organizaciones como para que encima venga un entrenador de baloncesto a promover el odio racial y nacional. De las palabras de Blatt pueden extraerse numerosas reflexiones, como ¿es la guerra el método para alcanzar la paz?, ¿la verdadera paz se consigue a base de la muerte y sufrimiento de tantas personas? o ¿debería entrar públicamente un entrenador deportivo en cuestiones de conflictos bélicos que no le atañan? Se supone que el ser humano se caracteriza de los animales por la racionalidad, una capacidad que permite pensar y dialogar antes de actuar. Pero como el hombre parece no aprender de la historia, prefiere llegar al extremo, hasta demostrar lo inhumano que puede ser. Todo lo que pienso sobre todo este asunto y la polémica de las declaraciones de Blatt está recogido a la perfección en la célebre cita del humorista Groucho Marx: Parad el mundo que me bajo.”