3 dic 2014

Las grandes estrellas nunca mueren

Es un día realmente negro para el baloncesto español. Con la temprana edad de 27 años, se dirigía a contemplar un partido de su equipo, el Real Madrid, contra el CAI Zaragoza. El hecho de sus problemas de espalda le impediría jugar, pero no eran razones suficientes para dejar de apoyar desde el banquillo a sus compañeros. Por eso, emprendió su habitual recorrido y se dirigió a buscar a su compañero Quique Villalobos para ir juntos al estadio. En el momento en el que se iba a incorporarse en la M-30, invadió el carril contrario y se empotró contra un Opel Kadett. Fue entonces cuando murió uno de los jugadores más carismáticos de la historia y el gran pionero del baloncesto. En resumen, un gigante.
Martín se prepara para lanzar un tiro | Foto: Real Madrid

Resulta lamentable que una amplia parte de las nuevas generaciones aficionadas al baloncesto no conozcan al Eterno 10. Fernando Martín fue, es y será uno de esos individuos avanzados a su época. Poseía un físico asombroso para la época, una capacidad competitiva fuera de lo común. Cuando saltaba al terreno de juego podía verse el reflejo de la valentía, sacrificio, confianza en sí mismo y ambición; cualidades necesarias para dedicarse a cualquier tipo de deporte. Nadie le asustaba en la pista, más bien sus oponentes le temían porque a raíz de su motivación sacaba fuerza y coraje para asustar a cualquiera. Sin duda, su nombre se añade a la extensa lista de baloncestistas que deben permanecer en la memoria de todo verdadero aficionado. Es por eso que cuando llega esta triste fecha, en la que se conmemora el día de su trágico final, aparecen en la mayoría de medios de comunicación especiales sobre su figura. Algunos medios aprovechan este día para recrearse en las prácticas más detestables y asquerosas que existen en el periodismo: el sensacionalismo y el amarillismo. Es fácil hablar de la vida privada de una persona estando muerta, llevar a un plató a personas con las que presuntamente mantuvo una relación sentimental para que hable de temas íntimos indemostrables, sacar trapos sucios, fingir que desde el más allá es capaz de hablar, y un largo etc., cuando merece ser recordado por la contribución tan grande que hizo al deporte en nuestro país.

Dos equipos, pero múltiples victorias
Su primer equipo fue el Estudiantes, donde estuvo desde 1979 hasta 1981 compitiendo en la Liga Nacional. Después el Real Madrid conseguiría ficharlo, tras competir con otros clubs. En los siguientes cinco años, el Real Madrid tuvo su máxima época de esplendor hasta entonces y Martín logró hacerse con el título de mejor pívot de España y uno de los mejores de toda Europa. El Real Madrid fue Campeón de Liga en las temporadas 1981-82, 1983-84, 1984-85 y 1985-86; mientras que en las 1984-85, 1985-86 y 1988-89 fue Campeón de Copa del Rey y Subcampeón de la Copa de Europa en el curso 1984-85. El éxito del madrileño no solo quedaba plasmado cuando defendía la camiseta blanca. Debutó con la Selección Nacional Absoluta el 13 mayo de 1981 en un amistoso frente a Francia, celebrado en Burdeos. 86 Veces internacional con la Selección Nacional Absoluta, acabó siendo uno de sus pilares básicos y llegó a disputar 72 partidos con ella. Sin embargo, al indomable Fernando se le iba quedando pequeñas las canchas a las que estaba acostumbrado.

Fernando Martín posa en el Magariños | Foto: Estudiantes
La llegada al territorio desconocido
La prestigiosa liga NBA se fijó por primera vez en un jugador con nacionalidad española. En 1985 fue incluido en el Draft y seleccionado en la segunda ronda, en la posición 38, por New Jersey Nets. Sin embargo, el gran salto a la liga estadounidense se produjo el 1 de noviembre de 1986 con los Portland Trail Blazers, siendo el pionero español y segundo europeo en adentrarse en la competición. Con 24 años debutó en el Memorial Coliseum, ante la presencia de 12.666 espectadores, con dos minutos en la derrota de su equipo contra los Seatle Supesonics (110-127). Lo cierto es que Martín no pudo disputar  24 partidos para un total de 146 minutos, 22 puntos y 28 rebotes. No era lo que esperaba, pero durante ese curso en la plantilla de los Blazers había muchos jugadores talentosos como Clyde Drexler, Kiki Vandeweghe o Terry Porter. A esto hay que sumarle la mala racha que tuvo: padeció varias lesiones que lo apartaron aproximadamente dos meses de la cancha -siendo las más graves una fractura de nariz y una artroscopia en la rodilla- y que le impidieron continuar con el juego. Sin embargo, siempre declaró que su experiencia en la NBA fue satisfactoria y que le permitió aprender.
Fernando Martín debutando en la NBA | Foto: Reuters
La prestigiosa revista estadounidense Slam le dedicó un reportaje en el que contó con declaraciones de sus excompañeros. “Era un tipo muy agradable, un buen compañero. Era un gran trabajador”, comentó Drexler. Por su parte, Porter indicó: “Creo que Fernando pasó períodos duros. El ambiente de un equipo europeo es muy diferente al de uno NBA. Aquí cada uno va a su aire después de los partidos. Un par de compañeros se lo llevaron en ocasiones a tomar algo o se pasaban por su casa para ayudarle a integrarse. Creo que a final del curso es cuando empezó a sentirse más cómodo”. Sea como fuere, la aventura se terminó y acabó regresando al Real Madrid para su campaña 1978-88, donde permanecería hasta el 1989.

El regreso a casa
En su ausencia, mandaba por excelencia el FC Barcelona liderado por Epi, Norris y Solozabal. Durante este breve tiempo, Fernando Martín mantuvo partidos intensos y legendarios contra el equipo catalán. Además, añadió a su palmarés una Copa del Rey y una Recopa de Europa (ambas en 1989) con un Real Madrid liderado por otra gran leyenda, Petrovic. Pocos meses después, falleció y esto provocó una enorme conmoción a escala mundial.

Martín lucha por un rebote | Foto: ACB
A día de hoy, el Eterno 10 sigue vivo en los corazones de sus compañeros, de los equipos en los que militó y en todas las personas amantes del baloncesto que disfrutamos -y seguimos disfrutando al rememorarlo- con cada minuto que jugaba.