28 ene 2015

Voces en la casa del color

A continuación dejo un reportaje que elaboré junto a mi compañera Alejandra Aguado Colmeiro sobre la nueva Facultad de Bellas Artes de la Universidad de la Laguna. Lo hicimos para la asignatura de Ciberperiodismo.


El nuevo edificio de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna –ubicado en el Campus de Guajara– hará tres meses que está en uso. Durante este tiempo, los alumnos han podido adaptarse al cambio de edificio y valorar la calidad del mismo.

Tras doce años –en los que el proyecto de su construcción se encontró con infinidad de problemas– la espiral de Bellas Artes se convirtió en la esperanza de tener un espacio en condiciones destinado al arte. Entre sus instalaciones destacan los jardines, la sala de exposiciones, sus peculiares clases de paredes curvas, el economato y su salón de actos. Sin duda, la Universidad ha hecho un enorme esfuerzo para contribuir a la mejora de recursos en el grado y garantizar los mejores niveles de docencia. Sin embargo, parece que  ha pasado por alto ciertos aspectos básicos.

Vistas desde dentro de la edificación | Loida Cabeza

Adrián González estudia 4º del Grado en Bellas Artes, ha estado sufriendo durante tres años los desperfectos de la antigua facultad, y hace una dura crítica contra su sucesora: “Francamente, si alguien me preguntara qué diferencias hay entre la nueva y la vieja, diría: un mero cambio de imagen, porque aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. González critica el tiempo que tarda en ir de una clase a otra debido a las dimensiones de la facultad, “es excesivamente grande en base al volumen de alumnos que alberga”, asevera. Saca también a colación la estructura interna de las aulas: “Mala acústica, ventanales inmensos sin cortinas para retener la luz, sistemas de ventilación ruidosos, falta de herramientas de trabajo, [...] el Internet que proporciona la Universidad no llega a todas las clases, y de por sí la señal no es muy buena; otras no poseen ni cobertura”.

El estudiante del Grado en Diseño, Alberto Castro, dice, por su parte: “La institución debería haber añadido algunas papeleras o contenedores para depositar los distintos residuos”; aspecto con el que coincide Katherine Fernández, del Grado en Bellas Artes: “Me importa que no haya una sola papelera, un banco donde sentarme o que los aspersores dejen el césped seco y el suelo inundado”. Castro continúa su crítica hablando de las puertas de acceso a las distintas plantas, pues “no es tarea fácil, existe demasiada rigidez y esto puede plantear dificultades para algunas personas con problemas de salud”. Fernández está de acuerdo ante la falta de pragmatismo: “La infraestructura en síes decente; ya no me preocupo porque haya fugas de gas o que se caiga el techo, como pasaba en la anterior, pero aun así pienso que la han hecho más decorativa que funcional.”

González comprende que la nueva Facultad de Bellas Artes “fue una gran inversión con altas expectativas, como un mayor número de alumnos o una mejor imagen de cara al resto de universidades”, pero considera que su magnitud y diseño, más que impresionar, han afectado a cuestiones básicas en las que flaquea. “Personalmente, hubiera quitado una planta y usado esos fondos para materiales nuevos y dejar las aulas a punto para los alumnos que somos los que vamos a usarlas”, termina diciendo.
El edificio todavía no ha sido pintado | Loida Cabeza

Hace tres meses, durante su inauguración oficial, el rector de la ULL, Eduardo Doménech, afirmó que el edificio está pensado para que a medio plazo pueda acoger exposiciones y actos culturales de toda clase. “Queremos que sea una nueva puerta de acceso para que la sociedad pueda acercarse más y mejor a la Universidad”, comentó ante los medios de comunicación. Por su parte, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, enfatizó que en estos momentos “se cierra un ciclo, pero sobre todo, se abren las puertas a un tiempo que será fructífero y edificante. Un tiempo que no es otro que el de la experiencia, el aprendizaje, la perseverancia y la superación”.

A pesar de que ya esté en uso, aún queda mucho camino para que la espiral de Bellas Artes llegue a ser el edificio que se había deseado. Mas no hemos de olvidar, que todo buen artista logra superarse a sí mismo aceptando las críticas, arreglando sus errores y manteniendo sus virtudes.