8 ene 2013

Lo divertido que fue matar a mi perro

Esta mañana estaba bastante aburrida de estudiar, así que se me ocurrió una brillante idea para pasar el rato y de paso entretenerme.  Verás, lo primero que hice fue ir al patio a dar con mi perro Max, lo desperté y lo encerré en una habitación a oscuras. Fue realmente gracioso escucharlo lloriquear y ladrar por su pánico a la oscuridad, se puso bastante nervioso como era de esperar, pero que se fastidie. A continuación, comencé a golpearle por todas sus extremidades y terminé untándole en  sus ojos una crema para que sintiera ardor y para dificultar su visión. 

Luego, con un cuchillo bien afilado, se lo clave tres veces consecutivas en su espalda, hasta ver como agonizaba del dolor. La verdad es que me sentí bastante bien haciéndolo, no sé, es como si me sintiese fuerte y poderosa por ello. Pero para rematarle, cuando ya estaba muriendo, comencé a arrastrarlo por todo el patio. ¡Fue tan divertido!  La verdad es que debería hacerlo a menudo, es tan gratificante…Además, los animales son animales, así que no sufren. Y lo mejor de todo es que lo que he hecho ha estado bien porque es arte.  ¿Crees que soy una inhumana que merece ser encerrada en la cárcel o incluso condenada a cadena perpetua por torturar a un pobre perro que no sabe defenderse? Tienes toda la razón. Gracias a que la historia ha sido puramente ficticia, nunca sería capaz de cometer un acto tan atroz y despiadado, y menos a mi perro, que es una de las pocos seres que me demuestra cada día su lealtad incondicional. Pero, ¿si cambiamos el perro por un toro cambia la cosa? ¿Sigo siendo tan despiadada o soy una ídola por mantener vivas las tradiciones españolas? 

Me hace gracia escuchar la expresión “arte del toreo”, no sabía que matar se considerase arte, pero en fin, habrá que dar gracias a todas las personas y terroristas que alguna vez en su vida han acabado con la muerte de víctimas inocentes.  Pero me cuesta bastante entender como en pleno siglo XIX, que se supone que está definido por un progreso en todo ámbito de la vida humana, la tauromaquia sigue siendo defendida por una gran parte de la población. Me gustaría ver sus caras si les hicieran algo similar a sus mascotas o incluso familiares. Seguro que pensarían que es una barbarie.

 Matar no es cultura, es síntoma de enfermedad.  Nadie en un estado de normalidad sentiría tanta adicción por el sufrimiento ajeno y la sangre.  Que sea una tradición me importa lo más mínimo, no hay justificación alguna, y si tauromaquia es sinónimo de ser una verdadera española, dejaré de identificarme como tal, lo cual no me supondrá un sentimiento de vergüenza increíble por lo que algunos ignorantes despiadados consideran cultura. ¡Ah! Se me olvidaba decir que aunque no soy una persona violenta a la que le guste disfrutar del dolor ajeno,  ¡cuánto me alegra ver que un toro mata o hiere a su asesino!, se lo tienen bien merecido.