Hace unas semanas escuché a una
persona próxima a mi círculo social quejarse de que en el sur de Tenerife ya no se conservan
muchos espacios naturales por culpa de la construcción de novedosos hoteles e
instituciones destinadas, como no, a promover el turismo en la zona. Y tiene
toda la razón, una de las secuelas más relevantes de las actividades turísticas
son los impactos ambientales que causan en el entorno en el que éstas se
edifican. No obstante, también hay que tener muy presente la economía de
Canarias, que está volcada en el sector terciario, especialmente en el
turístico, que ocupa un considerable 70% del Producto Interior Bruto (PIB). A raíz de tal
cifra, podemos afirmar que Canarias sobrevive
gracias a todas las personas que cada año visitan las islas y dejan una notable
cantidad de dinero. Sin embargo, ¿qué consecuencias tienen las actividades turísticas? y lo que es más importante: ¿es el turismo es un motivo que pueda
justificar los efectos nocivos que sus labores causan en el medio ambiente?
Bueno, es indiscutible que el
desarrollo de las actividades turísticas genera sustanciales beneficios:
contribuye al crecimiento del PIB en el país receptor; sirve como instrumento
de promoción internacional de muchos de los productos locales; también activa
el mercado de trabajo; elabora infraestructuras en zonas que tradicionalmente
eran deficitarias en lo referido a transportes, comunicaciones, equipamientos
sanitarios y deportivo.; promueve el desarrollo en el lugar; etc.
Pero el turismo también cuenta,
por desgracia, con aspectos desventajosos: las zonas turísticas absorben muchas
inversiones en infraestructuras, cuando son los propios territorios los que las
deberían construir en otros lugares para poder mejorar su propio nivel de vida;
el empleo que genera suele ser en condiciones precarias tanto de salarios como
de horarios; la estructura económica puede desequilibrarse de forma que acabe
absorbiendo la mayor parte de los recursos (mano de obra, capital, etc.)
mientras que no se potencian otros sectores productivos que pudieran permitir
un desarrollo interno; etc.
¿Qué hay de los impactos
ambientales y culturales que este sector provoca a corto y largo plazo? El
turismo precisa el consumo y la trasformación del espacio natural. Por eso es
importante establecer unas normas y medidas correctoras que lo hagan compatible
con el respeto y la protección al medio natural. Las principales marcas nocivas
son:
-En el medio litoral: pérdida de
flor y fauna; alteración de los ecosistemas marinos; sobrexplotación de los
acuíferos al aumentar la demanda de agua; y el aumento de la superficie
construida y de la contaminación.
-En las áreas montañosas: pérdida
de bosques; degradación de las aguas; erosión del suelo; construcción de
infraestructuras para diversas instalaciones deportivas; proliferación de
edificios; y destrucción de flora y fauna.
En ambos casos hay que destacar
el gran aumento incontrolado de los residuos sólidos y de las basuras. Ahora
bien, desde un punto de vista cultural, las actividades turísticas pueden
servir para recuperar ciertas tradiciones locales, aunque muchas veces, suelen
terminar con las formas de vida típicas de sus habitantes. Por ejemplo,
volviendo al tema del sur de Tenerife, siempre digo, a título personal, que se ha convertido en una
especie de micromundo aparte. De hecho, existen locales exclusivos para los
extranjeros, prohibiendo la entrada a los residentes.
Visto esto, ¿qué preferimos: ignorar los efectos nocivos que el sector aporta, a modo de coste de oportunidad, para que nuestra economía prospere, o, tener en cuenta ambos factores? Mi opinión es que hace falta medidas jurídicas que amparen, por así decirlo, los dos agentes. También es necesario tener en cuenta el ético turismo ecológico, en el que prima la sustentabilidad, la preservación y la apreciación del medio. No debemos dejar que los visitantes a las Islas piensen que esto es una selva donde pueden contaminar y perjudicar sin tener que responsabilizarse con ello. Mi lema es: si quieres viajar a un lugar, tienes primero que estar sensibilizado con el mismo y no pensarte que estás en tu casa para dejarlo hecho todo un desastre. Al fin y al cabo, se trata de tener un poco de respeto y educación. Entiendo que estos valores no son los predominantes en la sociedad en general, pero es por eso que hago hincapié en la implantación de más medidas que protejan nuestros espacios.
Ahora bien, como he de admitir que no soy experta en el ámbito turístico, he contactado con alguien que sí lo es, Sara Cabeza, para que pueda aportarnos una visión más profesional desde dentro de este significativo sector. Le he preguntado acerca de dos cuestiones: 1º si piensa que las consecuencias nocivas que el turismo produce en Canarias son insignificantes en comparación con los efectos positivos que la industria turística aporta (con la intención de saber si considera que tales consecuencias son justificables); y, 2º, si estima oportuno que el Gobierno implante nuevas medidas protectoras que sirvan para favorecer a la conservación de nuestro espacio, llegando a imponer sanciones a los turistas irrespetuosos que contaminan a propósito por diversión. ¿Cuáles han sido sus respuestas? Las citaré textualmente:
"-En primer lugar, desde luego que no. Las consecuencias nocivas nunca son insignificantes las compares con lo que las compares. Si bien es cierto que el turismo tiene muchos efectos positivos, creo que se trata de encontrar un equilibrio, conseguir atraer turismo mientras mantenernos nuestra identidad. Lo malo o, más bien, lo complicado es que para hacer esto debemos centrarnos en atraer turismo de calidad, no el típico turista de sol y playa al que estamos acostumbrados en Canarias y que, realmente, no nos aporta nada, muchas veces ni siquiera dinero, ya que vienen con un "todo incluido" ya pagado y no se molestan en conocer la cultura local. En relación con la segunda cuestión que me ha planteado, siempre es importante proteger nuestro entorno, y, como dije en la respuesta anterior, nuestra identidad. Debería ser así, si no respetas o destruyes algo deberías ser sancionado. Sin embargo, no pienso que sea algo que interese a los peces gordos. Tal vez a largo plazo sí, porque acabaríamos filtrando a los turistas que visiten las islas y, probablemente, nos libraríamos del turismo "barato"; pero a corto plazo, que es lo que les interesa hoy en día, lo que harían sería perder visitantes y sería un cambio muy brusco".
Interesantes palabras las que la profesional Sara Cabeza nos ha concedido. Es curioso fijarnos en la conciencia que tiene del turismo ético, no obstante, admite que son los altos cargos a quienes no les interesa el establecimiento de medidas justas con el medio ambiente por poderles ocasionar pérdidas económicas. Pero, ¿dejaría de atraer Canarias al turismo si impusiese nuevos reglamentos destinados a la conservación del entorno? Una servidora cree que no. Una mayoría de turistas acuden a las Islas Canarias por el clima subtropical seco y húmedo que predomina en ellas, debido a su posición en medio del Atlántico y su relieve. Quizás la única diferencia que se produciría sería que los viajeros tendrían mayor sentido de responsabilidad, pero esto no es algo que podamos saber a ciencia cierta si los mandatarios no nos permiten la posibilidad de averiguarlo. ¿Por qué no intentarlo durante un corto lapso de tiempo para ver cómo funcionaría la cosa?
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| *Playa de las Américas, Tenerife, un gran centro turístico situado entre los municipios de Arona y Adeje |
Ahora bien, como he de admitir que no soy experta en el ámbito turístico, he contactado con alguien que sí lo es, Sara Cabeza, para que pueda aportarnos una visión más profesional desde dentro de este significativo sector. Le he preguntado acerca de dos cuestiones: 1º si piensa que las consecuencias nocivas que el turismo produce en Canarias son insignificantes en comparación con los efectos positivos que la industria turística aporta (con la intención de saber si considera que tales consecuencias son justificables); y, 2º, si estima oportuno que el Gobierno implante nuevas medidas protectoras que sirvan para favorecer a la conservación de nuestro espacio, llegando a imponer sanciones a los turistas irrespetuosos que contaminan a propósito por diversión. ¿Cuáles han sido sus respuestas? Las citaré textualmente:
"-En primer lugar, desde luego que no. Las consecuencias nocivas nunca son insignificantes las compares con lo que las compares. Si bien es cierto que el turismo tiene muchos efectos positivos, creo que se trata de encontrar un equilibrio, conseguir atraer turismo mientras mantenernos nuestra identidad. Lo malo o, más bien, lo complicado es que para hacer esto debemos centrarnos en atraer turismo de calidad, no el típico turista de sol y playa al que estamos acostumbrados en Canarias y que, realmente, no nos aporta nada, muchas veces ni siquiera dinero, ya que vienen con un "todo incluido" ya pagado y no se molestan en conocer la cultura local. En relación con la segunda cuestión que me ha planteado, siempre es importante proteger nuestro entorno, y, como dije en la respuesta anterior, nuestra identidad. Debería ser así, si no respetas o destruyes algo deberías ser sancionado. Sin embargo, no pienso que sea algo que interese a los peces gordos. Tal vez a largo plazo sí, porque acabaríamos filtrando a los turistas que visiten las islas y, probablemente, nos libraríamos del turismo "barato"; pero a corto plazo, que es lo que les interesa hoy en día, lo que harían sería perder visitantes y sería un cambio muy brusco".
Interesantes palabras las que la profesional Sara Cabeza nos ha concedido. Es curioso fijarnos en la conciencia que tiene del turismo ético, no obstante, admite que son los altos cargos a quienes no les interesa el establecimiento de medidas justas con el medio ambiente por poderles ocasionar pérdidas económicas. Pero, ¿dejaría de atraer Canarias al turismo si impusiese nuevos reglamentos destinados a la conservación del entorno? Una servidora cree que no. Una mayoría de turistas acuden a las Islas Canarias por el clima subtropical seco y húmedo que predomina en ellas, debido a su posición en medio del Atlántico y su relieve. Quizás la única diferencia que se produciría sería que los viajeros tendrían mayor sentido de responsabilidad, pero esto no es algo que podamos saber a ciencia cierta si los mandatarios no nos permiten la posibilidad de averiguarlo. ¿Por qué no intentarlo durante un corto lapso de tiempo para ver cómo funcionaría la cosa?
Hsing-Yun dijo en una ocasión que "viajar es una forma de educación al aire libre, es un medio de expandir nuestra visión y conocimiento del mundo". En la actualidad, hay diversos tipos de turismo, y aunque hay que aprovechar los viajes para divertirse, eso no es sinónimo de perder las formas y corromper lugares de residencia ajenos. En lugar de ello, aprovechemos para aprender y ampliar nuestra cultura.
Quiero agradecer especialmente a la Srta. Sara Cabeza su amabilidad y la aportación que ha hecho a esta entrada, al ofrecer su visión personal del impacto que tienen las actividades turísticas. Siempre viene bien conocer lo que opinan los expertos acerca de los temas que trato en este blog.
*Imagen sacada de http://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/03/9b/30/09/playa-de-las-americas.jpg
