11 mar 2014

Empezar de cero

Es hora de empezar de cero y dejar atrás todo aquello que supone un obstáculo para poder alcanzar las metas que me proponga. De hecho, creo que es hora de que todas las personas lo hagan y realicen un profundo repaso en sus vidas de las cosas o personas que verdaderamente no les proporcionan nada bueno. Ha llegado el momento de avanzar y liberarse de todo lo negativo, pero primero es necesario conocerse y tener motivación para ello. Hoy se abre un nuevo capítulo en mi vida.

Estoy harta de esta decadente sociedad en la que la gente parece estar enferma de silencio. En lugar de hacerse notar opta por tragarse debates sobre los Estados de la Traición y tragarse todo lo que ahí se dice. Mire hacia donde mire solo veo manipulación, interés, retroceso social y pérdida de los valores que son trascendentes. ¿Dónde ha quedado el respeto, la solidaridad, la sinceridad, la tolerancia, la fidelidad, la honestidad, la caridad, la coherencia y la prudencia? Parecen haberse perdido. Puede que solo algunos individuos sigan sosteniendo esos aspectos que para muchos son meras quimeras y utopías.

Cada segundo padezco un infarto provocado por apreciar cómo a los altos cargos no les importan lo más mínimo contemplar cómo cada día hay conflictos en los que millones de personas fallecen, otras mueren de hambre, algunas son víctimas de enfermedades cuyo tratamiento no pueden pagar, otro grupo son expulsados de sus viviendas, etc. Y parece que esta epidemia de indiferencia se ha contagiado para una parte de la ciudadanía a través de los medios de comunicación, haciéndose inmunes ante tales dificultades, dado que son tan frecuentes que ya forman parte de la rutina. Lo cierto es que los seres humanos siempre hemos sido adictos a los problemas, capaces de poner acción a cualquier día tranquilo. La diferencia radica en que algunas personas prefieren ignorarlos pensando que así desaparecerán, mientras que otros aceptamos que no existen las causas perdidas y decidimos no permanecer sumisos. Nunca supimos rendirnos pese a las adversidades, somos así y por eso jamás lo haremos.


A mí nunca la vida me ha dado miedo. Tampoco siento temor a hablar, a decir lo que pienso con la máxima sinceridad, pese a las consecuencias que ello pueda tener. Es mejor la verdad que la mentira.  Es por ese motivo que ahora voy a cerrar los ojos, y lo que pase después me da completamente igual, voy a ser valiente, y no temeré perderme el volver. Es hora de cambiar las cosas, de reivindicar lo que pertenece y hacer que se nos escuche. Hoy empezaré de cero, aunque caiga en el intento.