Durante la última semana del mes
de agosto de 1835, el periódico The New York
Sun publicó en una serie de artículos los supuestos hallazgos obtenidos,
gracias a un novedoso telescopio, por John Herschel, el astrónomo más respetado
y famoso de su época. Dicho instrumento que Herschel había empleado durante un
viaje que realizó a Sudáfrica, le había permitido contemplar con detalle lo que
“escondía” el satélite natural. Así pues, describió la topografía lunar que
incluía bosques, cráteres, enormes lagos, océanos y playas. También hablaba de
bisontes y unicornios azules que recorrían las praderas lunares, ¡todo un placer
para las mentes más fantasiosas y creativas! Sin embargo el momento cumbre de
la supuesta revelación todavía estaba por llegar.
El 28 de agosto de 1935, en uno
de los artículos sobre la vida en la Luna, los lectores del diario se
impresionaron en gran medida al poder leer la descripción de cómo era la vida
en la Luna. Al parecer, se contaba detalladamente a una tribu de hombres con
alas de murciélago, nombrados por el astrónomo como vespertilio-homo,y que además vivían en cabañas bien construidas y conocían el fuego. No obstante,
cuando el interés de los lectores iba in crescendo, se comunicó en el medio que
el famoso telescopio había sufrido daños por exponer el lente al sol, de forma
que a partir de ese momento ya no podrían seguir observando a la tribu.
*Reproducción de la descripción de la vida en la Luna |
Llegados a este momento, hubo
muchas piezas que no encajaban, por lo cual, se supo rápidamente que toda esa
historia ilusoria se trataba de un mero
fraude con el que el periódico había aprovechado para elevar sus ventas
hasta límites desproporcionados. Y es que, como dice el refranero, “se pilla
antes a un mentiroso que a un cojo”.A
los neoyorquinos les deslumbró tanto este hallazgo que las ventas pasaron de
8.000 a casi 20.000 ejemplares, convirtiéndose el The New York Sun durante unas
semanas en el periódico de mayor tirada de todo el mundo, superando al
londinense The Times, que tenía una tirada de 17.000 ejemplares.
Sin embargo, el medio de
comunicación jamás asumió públicamente
que esa noticia fuera un engaño. Tampoco su presunto autor, Richard Adams
Locke, lo admitió. Pese a esto último, todo parece apuntar a que esa magnífica
mentira fue obra de su brillante imaginación ilimitada. Pero, ¿qué paso con
Herschel, el creador del polémico telescopio? Lo cierto es que se enteró tiempo
después del gran boom informativo. La primera vez que le contaron la historia
acabó riéndose, pero, finalmente, terminó bastante molesto y harto de recibir
millones de cartas de lectores de todo el mundo que le pedían más detalles de
sus supuestos descubrimientos.
*imagen sacada de http://xenophilius.files.wordpress.com/2010/03/great-moon-hoax-1835-new-york-sun-lithograph-298px.jpg