El día de tu nacimiento, cuando
lo único que sabías hacer era llorar, recibiste la bienvenida por parte de tus
familiares y amigos, quienes, probablemente, te regalaron numerosos obsequios,
pero ninguno tan valioso como un libro
que recibiste con las páginas en blanco,
que lleva por título "El libro de mi vida".
Desde ese momento, fueras o no consciente de
ello, comenzaste a escribir la historia de tu vida, y lo cierto es que ya
llevas una considerable cifra de páginas escritas. Pero deberías preguntarte
qué has escrito hasta ahora, dado que, con demasiada frecuencia, escribimos y
escribimos sin ojear las páginas escritas en el pasado, concentrándonos
exclusivamente en el latino tópico
literario, acuñado por el poeta romano Horacio, Carpe Diem (cuya traducción
al español es “aprovecha el momento”), que invita a
vivir a las personas como si fuera el último día, en el sentido de no
malgastarlo, pues el tiempo es oro. Sin embargo, me veo en la obligación de afirmar que resulta
beneficioso, de vez en cuando, echarle un vistazo a esas olvidadas páginas y
repasarlas.
Quizás encuentres capítulos y
páginas que te harán reír hasta que te
duela el estómago, otros, por el contrario, llorar desoladamente. Con toda
probabilidad, desearías revivir muchas páginas, pero al mismo tiempo arrancar
algunas que no fueron tan gratas. No
obstante, como dijo Poncio Pilato en una ocasión “lo que he escrito, escrito está”, y resulta innegable que no
podemos modificar a nuestro antojo el pasado, pero hay algo que sí podemos remediar,
y es aprender de los errores que hemos cometido y tratar de mejorar, crecer y
madurar como personas.
Cada capítulo del libro de
nuestras vidas encierra una valiosísima moraleja que podemos aplicar en el
futuro, y no deberíamos ignorarlas dejándonos invadir por sentimientos
negativos tales como el orgullo, la ira, la envidia, el rencor, los celos,
entre una larga e interminable lista. Acumular estas emociones solo te
perjudican en el ámbito de tu salud psicológica y, en algunas veces, hasta en
la física. Por eso, en este momento es
hora de ser consecuentes, de tratar de
buscar soluciones y no ocasionar más problemas, de relajarse y vivir algo más
tranquilo.