Todos
sabemos lo que es el acoso escolar (más conocido en la actualidad por el
anglicismo bullying) y los diversos
tipos que existen al respecto. Según unas estadísticas realizadas por la ONG
americana “Ark of Hope for Children”,
282.000 estudiantes son atacados físicamente en las escuelas secundarias de
cada mes, el 56% de los estudiantes han presenciado personalmente algún tipo de
acoso en la escuela, mientras que
160.000 niños temen ir a la escuela por temor a ser hostigados. Y estas son tan
solo una pequeña muestra de estadísticas que solo sufren los alumnos en Estados Unidos. Si
a estas le añadiésemos las demás existentes en otros rincones del mundo, nos
llevaríamos una sorpresa desagradable. ¿No es hora de erradicar este grave
disgusto?
Es desolador pensar lo que muchos
estudiantes tienen que soportar en sus centros docentes (burlas, insultos,
maltrato físico, etc.) por culpa de unos cuantos idiotas que creen que sigue
dominando el tópico de “la ley del más
fuerte”. En mi vida y entorno, he tenido la oportunidad de conocer un par
de personas que han sido víctimas del acoso escolar, y me veo en la obligación ética
y moral de admitir lo difícil que es sobrellevar tal situación, pero pese a tal
complejidad, nadie debería darse por vencido y dejar que los agresores consigan
lo que tanto anhelan: desanimarte. Cada persona es única y especial, por mucho
que los cuatro estúpidos de turno que se aburren tanto al no tener vida social
afirmen todo lo contrario, hasta el punto de hacerte creer lo contrario, no
debes olvidar la maravillosa persona que eres.
Es incoherente pensar que puedes
caerle bien y agradar a todos, pues siempre habrá gente a la que tu presencia
incomode, no obstante, hay que aprender a vivir con ello e ignorar a este sector
que no sabe apreciar las buenas cualidades que posees. Pero una cosa es aceptar
el hecho de que no le caes bien a alguien y otra muy distinta es pensar que por
ello tiene derecho a maltratarte. Las vejaciones son delitos muy graves que,
por lo tanto, son castigados por la Justicia que rige en el sistema en el que
vivimos. Si eres una víctima, recuerda que no estás sola: tienes familiares que
te quieren, personas a las que les preocupas y gente en la que puedes confiar con completa seguridad. Además, el sufrimiento es momentáneo, no durará para toda la eternidad. A lo largo de la vida, muchas personas se van y vienen. Es
inevitable, siempre un flujo de individuos desaparecerán y otros vendrán de
nuevo para sustituirles. Puede que en el futuro llegue esa persona que te aprecie como en
realidad lo mereces, porque siempre habrá alguien que te comprenda y valore, no
lo olvides.
Dejo un cortometraje realizado acerca de este tema, ganador del Primer Concurso Sobre Violencia Escolar de la Zona Este "Jóvenes,
Aulas y Comunidad en Paz", organizado por la Escuela Nº 4-208 Profesor
Domínguez de Junín.