Hace poco observé un anuncio
correspondiente al contexto de España en los años 50 y 60 que me dejó
bocabierta. A pesar de que el sexismo es
algo que sigue existiendo en el mundo publicitario, hoy en día parece que los
expertos han encontrado formas más sutiles de incluirlo en los contenidos
audiovisuales. Aunque, en mi opinión el sexismo no debería ser incluido en los
mensajes publicitarios, doy las gracias de poder encender la televisión cada
día y no toparme con un anuncio tan denigrante como el siguiente.
La sumisa mujer se autoculpa de
por qué su marido la desprecia y decide ir a consultar a una adivina. Le cuenta
cómo su marido le rechaza la comida que ésta hace (con platos estrellándose en
el suelo), los gritos que le da su marido en las discusiones o incluso los
bofetones que ésta recibe. Lo gracioso, a la par de penoso, es comprobar la
paciencia con la que aguanta la mujer todas esas cosas, hasta sintiéndose ella
la razón de que su marido sea un, perdón por el vulgarismo, cabronazo. Como el
anuncio es del Coñac Soberano (cuyo eslogan es “es cosa de hombres”), la
pitonisa le recomienda que sea más obediente y le tenga al marido su copita de
brandy siempre preparada. ¡Qué vergüenza que en el pasado se emitiese públicamente este spot!