3 ene 2014

Grito en pro de la sinceridad

¿Por qué pasarse el día actuando en lugar de ser cómo eres? ¿Por qué fingir ser quien no eres cuando estás en público? ¿Por qué en vez de decir las cosas a la cara lanzas indirectas destructivas e injuriosas  a través de redes sociales y luego no mencionas a la persona a la que va dirigido? ¿Por qué aparentar tener un estado de ánimo ante el exterior cuando no es el que sientes en tu interior? Podría seguir haciendo preguntas existenciales en esta farsante sociedad, pero no tengo tiempo. Es hora de acabar con la hipocresía.

Peco de sinceridad, es mi peor defecto. No obstante, prefiero decir  lo que siento que son verdades en lugar de autocensurar mis pensamientos, callarme y ser la sumisa de un par de idiotas cuyo cuantioso ego evidencia su propia insignificancia y estupidez. Hace años creía ser una persona inferior en comparación con el resto, pero con el paso del tiempo he llegado a entender de que no soy inferior que nadie, pero tampoco mejor. No entiendo como hay gente que tiene que estar en uno de los dos extremos, sin poder centrarse en uno. Pero ese es otro tema aparte.

Odio lo que veo a mi alrededor. Todo se basa en simulación barata que esconde una falaz intención, porque al final todo se basa en el interés, y parece que todos aceptan en sus vidas llevar ese pacto implícito. Pero creo que es hora de llevar a cabo una revolución para acabar con las mentiras. Sin embargo, cada día me percato de que soy la única que parece darse cuenta de la situación y a la que le preocupa. La falsedad es un valor social que ha acabado siendo aceptado por todos. Me resulta tan irónico y ridículo escuchar a dos personas hablar como si fueran dos almas gemelas y luego percatarme de que, tras la espalda, se dan puñaladas mutuas y que hablan verdaderas inmundicias de ambas.

 Es triste ver a lo que muchos han llegado, pero lamentablemente soy solo una persona invisible. No puedo cambiar el modo de pensar de los demás y sus actitudes. Pero al menos puedo intentar al menos reparar, por mi parte, la hipocresía que hay a mi alrededor. Por eso, voy a seguir haciendo lo que hago siempre: hablar claramente, defender lo que pienso, pasar de los demás, ignorar los enfados y bobadas que mis palabras puedan causar (siempre que esté justificado, pues también hay que saber reconocer los errores propios). Y lo que tengo claro es que no voy a tolerar ni que se rían en mi cara ni soportar a gente altiva que cree ser el ombligo del mundo.

Y como no quiero resultar ser como las personas que critico, en esta entrada me estoy refiriendo a todas las personas que hay ahora mismo a mi alrededor, no hago distinción. Soy consciente de las personas en las que puedo confiar y en las que no, pero es que ver la porquería que me rodea a pesar de mis intentos fallidos de huida es horrible.

Maduremos y acabemos con la hipocresía, las cosas se dicen a la cara, no en redes sociales. Es muy fácil hacerse el golfo por internet, pero falta valentía a la hora de hablar cara a cara.