19 mar 2013

De exconvicto a asesor de la Guardia Civil

Emilio Hellín Moro, un ultraderechista que fue condenado a 43 años por el secuestro y asesinato de Yolanda González( una militante de partidos de izquierdas erróneamente vinculada a la organización terrorista ETA),  y que aprovechó a  los 14 años de su condena  para fugarse a Paraguay y recibir protección del dictador y militar Stroessner, ha cambiado de identidad y, actualmente, trabaja para la Guardia Civil y la policía en casos de terrorismo y crimen organizado, según una investigación realizada por el periódico El País. ¿Es justo que este exconvito ocupe ese alto cargo en nuestra sociedad?

Siempre he creído que no hay que juzgar a las personas por los errores que hayan cometido en el pasado, y más si esto lleva implícito un sincero arrepentimiento acompañado de la aceptación de las consecuencias de sus actos (en este caso, pasar varios años en la cárcel por el delito). No obstante, pese a esto, también hay que reconocer que hay delitos y delitos, pero hay, desde mi punto de vista, ciertas infracciones que no merecen ser olvidadas por mucho que se haya pagado el precio. No es lo mismo que una persona en su juventud haya cometido, por ejemplo, un robo o un delito de fraude, a que haya secuestrado y asesinado, posteriormente,  a sangre fría a alguien.

Me parece fantástico que el sistema penitenciario español busque la reinserción, lo que significa que  delincuente común pueda incluirse en la sociedad tras cumplir su pena, pero, ¿dónde está el límite? Una cosa es que pueda desempeñar y ejercer profesiones comunes en su comunidad, pero dudo mucho que una persona con tales antecedentes pueda ocupar un puesto de responsabilidad dentro de la Justicia, impartiendo conferencias y lecciones a los Guardias Civiles.

*Ficha policial de Emilio Hellín
Es paradójico, en este contexto, que se critique diariamente a los programas televisivos que, en busca del morbo más sádico para obtener audiencia, invitan a participar en ellos  a familiares de criminales y, en algunos momentos, hasta a ellos mismos, obteniendo una desproporcionada cifra económica como retribución por comentar detalles escalofriantes y denigrantes acerca de los desafueros.  A mí, personalmente, me parece denigrante estos actos, pero puestos a que ahora, por lo visto, ser un exconvicto tiene recompensa, estoy planteándome seriamente llevar a cabo alguna vulneración para asegurarme un futuro económico para el día de mañana (nótese mi sarcasmo).

Y nada, mientras el Ministerio del Interior remunera a este personaje con nuestros fondos, la tasa del paro se dispara. 



*Imagen sacada del periódico El País