6 mar 2013

"No te rías del mal ajeno, porque el tuyo viene andando"


Me atrevo a decir que el fallecimiento del 47º Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, ha conmocionado al mundo entero, en mayor o menor medida. En todos los medios, pertenezcan al ámbito nacional u internacional, hoy aparece  en portada dicha noticia, que ha traído consigo un eco de sentimientos al respecto: algunos hablan de que lloran y lamentan profundamente la muerte del militar, mientras que otro sector parece alegrarse  enormemente de su precoz muerte. Lo cierto, es que dejando aparte la faceta política , ideología y  diversas actuaciones en el pasado de este hombre, y centrándonos en la última corriente de pensamiento mencionada,  parece que , de nuevo, se está poniendo en jaque los valores que imperan en esta sociedad.

Desde mi punto de vista, alegrarse del mal ajeno deja mucho que desear. Aclarar que no vivo en "los mundos de Yupi", soy  perfectamente consciente de la crueldad, salvajismo e insensibilidad que muchas personas adoptan como parte de su ser. Como dijo un  valiente anónimo, "el problema de los seres humanos es que son demasiados seres y demasiado poco humanos", y cuánta razón tenía.
               
No obstante, dejando al margen que un ser humano (que precisamente puede llamarse como tal al ser imperfecto y llegar a incurrir más de dos veces) se equivoque, cometa errores atroces, posea ideologías que los demás no tienen y demuestre ser un verdadero déspota (y que conste que no me estoy refiriendo a nadie en particular); no significa que nos tengamos que regocijarnos de los males que pueda sufrir, y mucho menos si se trata de un tema tan delicado como problemas de salud que, por lo tanto, pueden conducirle a la muerte.
Será que el espíritu iracundo y sádico todavía no me ha dominado, o tal vez, sea demasiado inhumana para sentir tales sentimientos que muchos consideran humanos.Llamádme loca por no alegrarme de los sufrimientos y padecimientos de mis ofensores y personas que puedan desearme algun estrago, pero considero que, a veces, perdonar es una opción que puede ahorrarte el prolongado periodo de estar irritado y cólerico. Y es que, con lo poco que dura la vida, ¿para qué malgastar el tiempo siendo orgullosos, pesimistas, vengativos y desalmados? No soy nadie para obligar a las personas que se deleitan en las angustias del resto, pero a esos individuos les recuerdo un viejo refrán que escuché con temprana edad y que se grabó en mi mente hasta el día de hoy: "no te rías del mal ajeno, porque el tuyo viene andando”.