19 ago 2013

El origen de los Juegos Olímpicos


Cada cuatro años, millones de personas vuelcan su atención hacia el festival deportivo multidisciplinario más grande del mundo, los denominados Juegos Olímpicos, donde participan los mejores atletas de diferentes localizaciones del mundo. De hecho, hasta cuentan con más de 200 naciones participantes que anhelan la victoria en alguna categoría deportiva. Todos, independientemente de que seamos o no aficionados a los deportes en líneas generales, conocemos, grosso modo, qué pruebas, reglamentos y procedimientos se llevan a cabo en estos eventos, pero, ¿somos conscientes del origen de esta tradición?


Lo que en la actualidad conocemos como Juegos Olímpicos derivan de las competiciones que tenían lugar en el santuario de Zeus, situado en Olimpia, en la clásica ciudad de Grecia. Por lo tanto, tenían un carácter sagrado dedicado al dios Zeus (Júpiter en latín), que es en la mitología el "Padre de todos los Dioses". En estos festivales se unían al rito religioso pruebas deportivas, la música y certámenes literarios con objeto de honrar a los antiguos dioses. 

Los primeros Juegos Olímpicos del que se tienen constancia tuvieron lugar en el 776 a.C (antes de Cristo) y, desde entonces, se fueron sucediendo cada cuatro años hasta el 393 d.C (después de Cristo), fecha en la que el emperador romano Teodosio tomó la determinación de suprimirlos por su rasgo pagano. Además, siempre se celebraban durante la segunda o tercera luna llena tras el solsticio de verano, no obstante, meses antes de su comienzo, los heraldos recorrían todas las ciudades anunciando tanto la fecha de sus inicios como escogiendo de cada ciudad sus representantes. Es significativo que también comenzaba la tregua sagrada, durante la cual se paralizaban todos los conflictos bélicos existentes, teniendo en cuenta que si se violaba la paz, no se podría volver a participar en ellos.


En lo que respecta  a los participantes, únicamente podían ser hombres que jamás hubiesen cometido un crimen, siendo de dicha forma, las mujeres excluidas. Incluso, las féminas no podían acudir a los eventos como meras espectadoras, dado que los atletas tenían la tradición de competir completamente desnudos. 
A pesar de que ya no se celebran dentro de un ámbito propiamente religioso, como sucedía en aquel entonces, todavía en nuestros días se conservan numerosos aspectos de los predecesores griegos. Para empezar, como hemos dicho con anterioridad, se celebran cada cuatro años, de manera similar con la Antigüedad,  también se han mantenido algunas ceremonias rituales como es el encendido de la antorcha y se otorgan premios simbólicos a los ganadores, como las medallas de oro, plata y bronce, que recuerdan a las viejas ramas de olivo.
El Discóbolo, de Mirón, representa a un atleta en el  previo lanzamiento del disco


Además,  se supone que de los Juegos Olímpicos se guarda la tradición del  llamado espíritu olímpico, que tiende a establecer la paz y la concordia entre los pueblos. No obstante, he de añadir un breve juicio de valor al respecto: cada día me parece que esta costumbre se está perdiendo, pues podemos ver cómo los participantes de cada nación declaran abiertamente comentarios racistas, xenófobos y discriminatorios a sus oponentes, dejando de manifiesto la falta de educación y de deportividad que cada integrante debería demostrar. Siguiendo con el origen, he de añadir que para la celebración de los antiguos juegos se decretaba una tregua general y común entre todos los estados griegos, que suspendían durante el periodo de celebración todos los conflictos que tuviesen pendientes.

Por último, y quizás lo más importante, actualmente persisten algunas de las competiciones de la Antigüedad, como las carreras pedestres, el salto de longitud, el lanzamiento del disco, etc. Sin embargo, han desaparecido actividades tales como el pancracio, que consistía en una especie de lucha en la que todo estaba permitido, o las célebres carreras de carros tirados por caballos, que constituían las competiciones estelares en Olimpia.