15 ago 2013

"Lo que piensen de mí no es asunto mío"


La frase que da título a esta entrada es un cita del prestigioso escritor y doctor estadounidense Wayne Dyer. Con demasiada frecuencia,desgraciadamente,son muchas las personas a las que les importa con demasía lo que digan o piensen los demás de ellas. Viven absortos en intentar ser, bueno, mejor dicho, aparentar ante ciertos individuos lo que no son con tal de ser aceptados, buen vistos y agradar a determinadas compañías. Pero,estos pobres personajes no saben algo: que no siempre van a agradar a quienes se les antojen.

Para empezar, en líneas generales, y salvo pequeñas excepciones, el ser humano es muy falso. A la cara todo son sonrisas y palabras amables,cuando todo marcha viento en popa, permanece a tu  lado haciéndote creer que, realmente, forma parte de tu círculo de amistad. No obstante, a la espalda, habla barbaridades de ti, te clava metafóricamente puñaladas y, cuando en tu vida, por motivos ajenos, algo comienza a ir mal y necesitas ayuda o simplemente apoyo moral, desaparece de la faz de la tierra, como si ésta se lo hubiera tragado de pronto.

*Escenificación de la falsedad humana
Hace unos años, no hace mucho porque todavía soy joven, me di cuenta de que intentar deleitar a todas las personas, siendo plenamente consciente de las distintas personalidades y corrientes ideológicas existentes, es algo imposible. Pienso que caerle bien a todo el mundo es algo que está fuera de nuestro alcance, es algo en lo que no podemos interferir por mucho que queramos. A mí, personalmente, me encantaría complacer a cada una de las personas que conozco, pero no por ese motivo voy a aparentar tener una personalidad o gustos semejantes que ellas. Soy como soy, y si le caigo mal a alguien, lo asumo y punto, mi vida no va a detenerse.

Tampoco pago con la misma moneda. A pesar de que pueda caerle mal a una persona o incluso haber tenido roces negativos, voy a seguir tratándole de la misma forma. Puede que, tal vez, los primeros días esté un poco ofuscada y me deje influenciar por el estúpido orgullo que puede caracterizarme en dichas ocasiones, pero luego, cuando reflexiono a solas, me doy cuenta de que nadie merece tanta importancia por un enfado u acto que haya podido molestarme. Al fin y al cabo, todos somos imperfectos, yo la primera, y tenemos derecho a equivocarnos vez tras vez. Lo importante, desde mi punto de vista, es darse cuenta de los errores, rectificar, dejar la altivez bien lejos y aprender la lección.

¿Para qué albergar sentimientos negativos hacia una persona que, quizás, ni siquiera sepa que tienes un problema con ella? ¿Acaso es algo beneficioso para nosotros acumular rencor, odio y desprecio? Los sentimientos negativos solo consiguen transformarte en una persona despreciable que, por motivo de su forma de ver las cosas,quedará en completa soledad algún día.Sin embargo, no quiero que con esta entrada ensalzar lo nocivo para dejar un mal sabor de lectura. Todavía hay personas, eso sí, cada vez más en peligro de extinción, que son buenas personas y sinceras, que no tienen necesidad de hablar de ti a tus espaldas, sino hacerlo de frente si tienen una discrepancia contigo, personas a las que tengo que decir, sinceramente, que les admiro por su escasa presencia en este hipócrita mundo.

Mientras antes acepten que lo que he descrito es completamente veraz y se quiten la venda de los ojos, madurarán antes y crecerán como personas.Y cuando esto por fin ocurra, tomando prestada la famosa cita del astronauta Neil Armstrong, será ,indudablemente,un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad.

*Imagen sacada de https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyYgiWZMXM6azI403DY1h5P4HWawpdiy0DpVIRkktcD320i_qb6P4e9wnnbhW1cQp_ccWy2WTxUdb4Iu-q7ByShiGD6lOTuPvlz9bmQryZV8fXsYDSd1AK1A8XDsvEC6eO2zKAwTxTkgo/s400/falsedad.jpg