11 abr 2013

La guerra de la televisión


Como hace unos días conté, encontré en mi casa una colección de periódicos  relativamente antiguos, perteneciente, sobre todo, a los años 1979, 1980 y 1981. Leyendo un suplemento, (concretamente el TeleDÍA de la semana del 21 al 27 de septiembre de 198'0), encontré un artículo firmado bajo el nombre de Manuel María, titulado "La guerra de la televisión". Lo cierto es que este escrito llamó bastante mi atención, y tras leerlo,me resultó muy interesante, motivo principal por el cual quiero compartirlo con ustedes.

"La televisión, que tanta guerra ha programado durante su historia-puede que éste sea el género más televisado- está encontrando ahora su propia guerra. Una guerra en la que, como siempre, ganará el más fuerte y no el más bueno ni el que más razón lleve en el contencioso. Porque resulta que, también como casi siempre, la televisión privada es mejor negocio que la pública, y los inversores, que se han dado cuenta ya del negocio, van derechos a por él. La mejor de las televisiones oficiales y públicas puede que no pierda dinero, pero tampoco lo gana, a pesar del monopolio, de la ventaja de fijar las tarifas de publicidad y todos los chollos de la exclusividad. Si hasta ahora eran los empresarios de cine los que se quejaban de la pupa que les hacía la televisión, desde ahora serán las televisiones públicas las que se quejen de lo mismo culpando a las cadenas de televisión privada.

EL BOOM DE LOS OCHENTA
Según los expertos, la década de los ochenta verá con agrado o desagrado, según el punto de vista de cada cual, el boom de las televisiones privadas. En algunos países ya lo es, y en España está a punto de serlo. Italia es actualmente el país con más cadenas privadas de televisión de todo el mundo. Cuenta con 380 estaciones, una por casa (*cada) 150.000 habitantes y por cada 850 kilómetros cuadrados. Estados Unidos, que es el país que tiene más de todo o que lo ha tenido hasta ahora, solo cuenta con una emisora de televisión por cada 220.000 habitantes y por cada 10.000 kilómetros cuadrados. Pero sigamos con Italia, la progresión en cuatro años en el aumento de la audiencia ha sido del 4,2 al 27,6 por ciento. Mientras que el canal uno de la televisión oficial ha bajado del 67,7 por ciento al 48,4. Los datos del negocio son aún más concretos: la facturación por publicidad en las televisiones privadas italianas han pasado de ser de 16 millones de dólares en 1977 a sesenta millones en 1979 y en 1980 se espera que llegue, e incluso sobrepase algo, los ochenta millones de dólares.

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO
Nada explicaría mejor que la razón de la proliferación de emisoras de televisión privadas que este dato de millones de dólares en juego. Los hombres de negocios a ello se atienen y los mueven allí donde los hay y de donde se puede sacar. ¿Qué cómo funcionan estas televisiones para que tengan tanto éxito? Generalmente funcionan bien, porque no es necesario que lo hagan demasiado bien en cuanto a calidad de programación. Pero dan al público lo que el público quiere. Los informativos son dinámicos, novedosos, hasta escandalosos si se quiere. Llevan la noticia con rapidez, sin pelos en la lengua, con audacia. No le hacen la pelota al gobierno ni a los partidos políticos, ni siquiera  a los gordos accionistas de su propio negocio. Luego explotan programas valientes, obteniendo en el mundo entero los mejores telefilmes, sin escatimar costos, ni andar con miramientos políticos. Y finalmente, la pornografía. A partir de cierta hora de la noche comienzas los programas pornográficos "sólo para mayores". Así es como consquistan la audiencia y la mantienen, obteniendo valiosos frutos de la publicidad pagada. Naturalmente, que éste no puede ser el comportamiento de una televisión pública, pagada en parte por los contribuyentes, pero en algunos puntos, como gran parte de los informativos, sí que podría ser semejante. En Italia las encuestas realizadas dan como resultado que los informativos de la televisión oficial, son rígidos, reiterativos y propagandísticos, y por eso el público italiano prefiere los telediarios privados.

PON TUS BARBAS A REMOJAR
En España el boom de la televisión privada se está preparando. De momento, la Generalidad de Cataluña tiene solicitado su tercer canal que está en vías de realizarse. Pero en Cataluña hay otra televisión muy próxima a ponerse en marcha por parte de Televisión Catalana, S.A., que ya ha adquirido terrenos y empieza a levantar los estudios donde trabajará duro y fuerte para competir en esta guerra. Televisión Catalana, S.A., invertirá o ha invertido ya 850 millones de pesetas en infraestructura y equipamiento. Y los expertos dicen que su rentabilidad está asegurada en cuanto haya "libertad de antena", tal como sucede con la radio. Y detrás de Televisión Catalana, S.A. vendrán toros. Varias empresas periodísticas y otras que no lo son, tienen solicitado número para empezar a trabajar. El negocio está ahí y sólo falta que salga la ley correspondiente que autorice la "libertad de antena" y los expedientes particulares de autorización. Lo demás vendrá como rayo.

LO QUE DICEN LOS PERJUDICADOS
Pero si la televisión privada va a ser un bonito negocio para sus promotores, puede que traiga grandes decalabros a otros negocios que puedan verse perjudicados con su puesta en marcha. El primero de ellos será el cine. Hasta el presente, con una televisión oficial que la mayoría de los críticos califica de soporífera, los cines dicen que van de mal en peor. El número de espectadores en las salas españolas se ha visto disminuir de forma progresiva, al menos en cuanto que su número no ha aumentado en los últimos años como lo hiciera en los anteriores. De otra parte, el hecho de que Tve programe los viernes, sábados y domingos una serie de películas y espacios dramáticos, que no son propios de televisión, dicen los empresarios que les ha dañado muchísimo. Ellos han reaccionado un poco gracias a la táctica de los miniciones (pantalla grande con butaca grande y tres o cuatro opciones en el mismo local) y a las películas "S". Pero aún así, la televisión les sigue haciendo pupa. Ahora, cuando no sea una sola cadena, sino veinte, cuarenta o cuatrocientas, si seguimos el ejemplo de Italia, los empresarios de cine tendrán que buscar negocio por otro canal. Pero ¿y el espectador, saldrá ganando o perdiendo? De una parte, puede que gane con esa facilidad de poder seleccionar muchos programas y ver en cada momento lo que más les convenga. La publicidad que ahora es monopolio de Tve se irá seguramente a las cadenas privadas, con lo que la "oficial" perderá cuantiosos ingresos, que habrá de pagar, como siempre, el de siempre: el contribuyente.
 La guerra está ahí planteada. Entre las televisiones entre sí, entre la televisión y el cine, entre la televisión y el espectador contribuyente. A ver quién la gana."

(Nota: he copiado el artículo tal cual venía en la edición impresa, respetando tanto cuestiones de formato como faltas ortográficas y errores a la hora de expresión. Pienso que esto es lo más justo, pues si me pagasen alguna comisión, no me importaría corregir esos pequeños defectos).