10 may 2013

Hay vida después de la crisis


Para compensar la desmotivación con la que comencé la semana, intentaré acabarla siendo un poco más positiva. No obstante, el tema de hoy girará en torno a uno de los problemas que diariamente causan cada vez más dolores de cabeza: la crisis. Dejando a un lado mis convicciones personales de que mucha gente le da demasiada importancia a la recesión económica, cuando a mí me preocupa más ir por la calle y apreciar cómo un niño insulta a su madre, José Carlos Díez nos trae una buena noticia: hay vida después de la crisis.

José Carlos Díez es un prestigioso economista jefe de Intermoney, el primer bróker español creado en 1973 y en la actualidad dentro del grupo CIMD, líder de intermediación de deuda pública y mercado interbancario en España. Desde su puesto actual se encarga de asesorar a entidades financieras y empresas, es panelista de previsiones del Banco Central Europeo para la economía europea y de Funcas para la economía española y tiene una presencia activa en medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. 

El señor Díez acaba de sacar  al mercado su libro "Hay vida después de la crisis", que viene a ser un pequeño rayo de sol en medio de un oscuro y nublado día. El economista expone con determinación y claridad los estímulos que tanto necesitamos para no dejarnos invadir por la desesperanza fruto del período de crisis que atraviesa nuestro país en estos momentos. En el siguiente párrafo de su obra, puede apreciarse la positividad que posee el autor:
«Los españoles nos hemos convertido en una fábrica de excusas y de lamentos. Los de los millones de personas que han perdido su empleo, especialmente los mayores de cincuenta años y los jóvenes que no pueden encontrarlo, están justificados. Ellos deben tener toda nuestra comprensión y nuestro compromiso. Sin embargo, el resto tenemos la obligación moral de trabajar hasta la extenuación para sacar el país adelante. Es lo que hicieron nuestros padres y nuestros abuelos, y es lo que ahora nos toca hacer a nosotros por nuestros hijos. Y cuando te sientas desfallecer y te falte la moral, recuerda la sentencia de Heródoto: "Tu estado de ánimo es tu destino".

A veces, es bueno detenernos en nuestra ajetreada rutina a meditar sobre los problemas existentes en nuestra sociedad. Tendríamos que poner en una balanza simbólica que dificultades merecen más nuestra importancia: crisis económica o el resto de calamidades que podemos visualizar en cualquier medio de comunicación. Personalmente, considero que la crisis económica es un gran problema: trae consigo muchas dificultades para la existencia de las familias, implica recortes en sectores públicos del Estado del Bienestar, etc. Pero es tan solo una fase, que con el tiempo se resolverá. No sé por que sorprende tanto que a estas alturas se produzca una recesión económica, cuando lo cierto es que la historia de España está plagada de momentos de crisis. Además, menos debería impresionarnos teniendo en cuenta de que, en líneas generales,  el ser humano es tan primitivo que no es capaz de aprender de los errores del pasado.

Pasamos por un periodo complicado, pero como desmuestra la historia, es algo transitorio. Nos recuperaremos, pero no de la noche a la mañana. Hace falta tiempo para remediar el mal funcionamiento de nuestro sistema económico, financiero y bancario. ¿Para qué amargarse y dejarse vencer por los problemas? Por muchos recortes que hagan y por muchos impuestos que quieran que paguemos, no podrán cobrarnos las sonrisas. Y como dijo el poeta Pablo Neruda "podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera".